Los bares se convierten en el consuelo de los parados
Fuente Enrique Morales
El sector turístico absorberá desempleados de la construcción. Los problemas: la formación y el idioma.
Habib Ziani vino a España, para quedarse, hace seis años y prácticamente desde su llegada a nuestro país desde Marruecos ha estado trabajando en la construcción, primero como peón hasta llegar a jefe de una pequeña cuadrilla. Empezó ganando seis euros por hora, que debía compartir con un intermediario si quería trabajar porque no tenía papeles, y ha llegado a cobrar más de 80 euros al día. En 2005 regularizó su situación laboral en España.
Hace poco más de medio año perdió su empleo en una mediana promotora inmobiliaria con varios proyectos en marcha en el corredor del Henares (Madrid). Fue una de las primeras víctimas laborales de la crisis de la construcción. El pasado enero empezó a trabajar en un bar de la calle Bravo Murillo de Madrid, con otros cinco trabajadores, todos ellos extranjeros.
El empresario que contrató a Ziani, que ya habla perfectamente español, reconoce que ha acertado plenamente. Y, pese a que no ha pasado por ningún tipo de formación, ha aprendido el oficio perfectamente. El problema para Ziani es el sueldo, ya que cobra 900 euros por un mínimo de ocho horas diarias durante seis días a la semana; bastante menos de lo que percibía hace siete meses por trabajar bastantes menos horas.
El caso de Ziani es cada vez más frecuente y lo seguirá siendo con seguridad durante los próximos meses. La industria no será capaz de absorber la mayoría del paro que ha generado el sector inmobiliario, aunque tampoco todos esos desempleados, con una cualificación muy concreta y con problemas idiomáticos, podrán pasar al sector servicios. aunque sí muchos de ellos.
Idioma y cualificación
Francisco Cal, presidente de la patronal de la ingeniería y consultoría Tecniberia, no ve tan fácil la conversión total de los parados de la construcción al sector servicios,como persigue el plan de choque propuesto por el Gobierno a los agentes sociales.
Cal ve más fácil y, sobre todo, conveniente la reabsorción de desempleados del sector inmobiliario por la obra pública, que sólo requeriría una adaptación formativa.
Lo que sí es evidente es que el sector turístico y, fundamentalmente , la hostelería, será prácticamente el único que mantendrá viva la llama del empleo durante 2008. En esta línea se pronuncia la patronal de las agencias privadas de colocación Agett, que en una proyección de empleo encargada a Analistas Financieros Internacionales, muestra que este año apenas se crearán 250.000 empleos, frente a los 600.000 de 2006.
El sector hostelero seguirá creando empleo con fuerza, con un incremento medio anual de entre el 3,5% y el 4%, aunque a menor ritmo que durante el año pasado, como ya se evidencia en los últimos meses, mientras que la construcción seguirá destruyendo empleo y los crecimientos en la industria serán muy moderados.
Tránsito a la inversa
Hace dos años se produjo una fuga masiva de trabajadores desde la hostelería a la construcción. Mejores sueldos, mejores jornadas, más días de descanso... con estas condiciones nadie quería ser camarero y los carteles de Se buscan camareros con o sin experiencia llenaban los escaparates de las cafeterías y restaurantes de las grandes y mediana ciudades.
El inconveniente de esta conversión, según denunciaron los sindicatos, era otra vez la falta de preparación, un caldo de cultivo para alimentar la tasa de siniestralidad. Ahora, pese a que de fondo está otra vez el problema de la cualificación, el camino será a la inversa.
La clave vuelve a estar en la inmigración
El sector turístico y por extensión la hostelería es una de las piezas claves de nuestra economía, ya que aporta el 11% del PIB. Pese a la desaceleración, que lógicamente notará este año, se mantendrá pujante y seguirá reclamando empleo.
En España hay más de 330.00 restaurantes, cafeterías y bares-café —los bares de toda la vida— y 16.000 establecimientos hoteleros, que dan empleo a 1,4 de trabajadores. Estos datos de empleo los aporta la Encuesta de Población Activa (EPA) y contrastan con la cifra que nos da la afiliación, de apenas 1,2 millones de trabajadores; un indicio de que la economía sumergida acoge una buena parte de este personal.
La inmigración y los autónomos son los protagonistas en el sector, ya que el 16% de los empleados son extranjeros y hay 283.000 trabajadores por cuenta ajena.
Mientras que en el centro peninsular falta mano de obra en hostelería, en la costa, donde se sitúa la mayor parte de los establecimientos, hay pleno empleo. Las diferencias, sobre todo salariales, en el sector son muchas. En Castilla y León y en Castilla-La Mancha los sueldos difícilmente alcanzan los mil y en la costa se pueden triplicar.
El sector turístico absorberá desempleados de la construcción. Los problemas: la formación y el idioma.
Habib Ziani vino a España, para quedarse, hace seis años y prácticamente desde su llegada a nuestro país desde Marruecos ha estado trabajando en la construcción, primero como peón hasta llegar a jefe de una pequeña cuadrilla. Empezó ganando seis euros por hora, que debía compartir con un intermediario si quería trabajar porque no tenía papeles, y ha llegado a cobrar más de 80 euros al día. En 2005 regularizó su situación laboral en España.
Hace poco más de medio año perdió su empleo en una mediana promotora inmobiliaria con varios proyectos en marcha en el corredor del Henares (Madrid). Fue una de las primeras víctimas laborales de la crisis de la construcción. El pasado enero empezó a trabajar en un bar de la calle Bravo Murillo de Madrid, con otros cinco trabajadores, todos ellos extranjeros.
El empresario que contrató a Ziani, que ya habla perfectamente español, reconoce que ha acertado plenamente. Y, pese a que no ha pasado por ningún tipo de formación, ha aprendido el oficio perfectamente. El problema para Ziani es el sueldo, ya que cobra 900 euros por un mínimo de ocho horas diarias durante seis días a la semana; bastante menos de lo que percibía hace siete meses por trabajar bastantes menos horas.
El caso de Ziani es cada vez más frecuente y lo seguirá siendo con seguridad durante los próximos meses. La industria no será capaz de absorber la mayoría del paro que ha generado el sector inmobiliario, aunque tampoco todos esos desempleados, con una cualificación muy concreta y con problemas idiomáticos, podrán pasar al sector servicios. aunque sí muchos de ellos.
Idioma y cualificación
Francisco Cal, presidente de la patronal de la ingeniería y consultoría Tecniberia, no ve tan fácil la conversión total de los parados de la construcción al sector servicios,como persigue el plan de choque propuesto por el Gobierno a los agentes sociales.
Cal ve más fácil y, sobre todo, conveniente la reabsorción de desempleados del sector inmobiliario por la obra pública, que sólo requeriría una adaptación formativa.
Lo que sí es evidente es que el sector turístico y, fundamentalmente , la hostelería, será prácticamente el único que mantendrá viva la llama del empleo durante 2008. En esta línea se pronuncia la patronal de las agencias privadas de colocación Agett, que en una proyección de empleo encargada a Analistas Financieros Internacionales, muestra que este año apenas se crearán 250.000 empleos, frente a los 600.000 de 2006.
El sector hostelero seguirá creando empleo con fuerza, con un incremento medio anual de entre el 3,5% y el 4%, aunque a menor ritmo que durante el año pasado, como ya se evidencia en los últimos meses, mientras que la construcción seguirá destruyendo empleo y los crecimientos en la industria serán muy moderados.
Tránsito a la inversa
Hace dos años se produjo una fuga masiva de trabajadores desde la hostelería a la construcción. Mejores sueldos, mejores jornadas, más días de descanso... con estas condiciones nadie quería ser camarero y los carteles de Se buscan camareros con o sin experiencia llenaban los escaparates de las cafeterías y restaurantes de las grandes y mediana ciudades.
El inconveniente de esta conversión, según denunciaron los sindicatos, era otra vez la falta de preparación, un caldo de cultivo para alimentar la tasa de siniestralidad. Ahora, pese a que de fondo está otra vez el problema de la cualificación, el camino será a la inversa.
La clave vuelve a estar en la inmigración
El sector turístico y por extensión la hostelería es una de las piezas claves de nuestra economía, ya que aporta el 11% del PIB. Pese a la desaceleración, que lógicamente notará este año, se mantendrá pujante y seguirá reclamando empleo.
En España hay más de 330.00 restaurantes, cafeterías y bares-café —los bares de toda la vida— y 16.000 establecimientos hoteleros, que dan empleo a 1,4 de trabajadores. Estos datos de empleo los aporta la Encuesta de Población Activa (EPA) y contrastan con la cifra que nos da la afiliación, de apenas 1,2 millones de trabajadores; un indicio de que la economía sumergida acoge una buena parte de este personal.
La inmigración y los autónomos son los protagonistas en el sector, ya que el 16% de los empleados son extranjeros y hay 283.000 trabajadores por cuenta ajena.
Mientras que en el centro peninsular falta mano de obra en hostelería, en la costa, donde se sitúa la mayor parte de los establecimientos, hay pleno empleo. Las diferencias, sobre todo salariales, en el sector son muchas. En Castilla y León y en Castilla-La Mancha los sueldos difícilmente alcanzan los mil y en la costa se pueden triplicar.
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