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Hablando de tus debilidades en una entrevista laboral

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Leyendo el blog Empresario de tu empleo encontré un video que habla sobre una situación muy frecuente en las entrevistas de trabajo que pocos saben enfrentar: cómo hablar de nuestras debilidades.

Resulta interesante la postura de Inés Temple en este video, pues aborda un punto neurálgico de la situación: ciertamente debemos reconocer nuestros defectos ante un posible empleador, pero dejarse llevar puede arruinar nuestras oportunidades de conseguir el trabajo.

¿Cuánto es lo justo? ¿Hasta dónde ser sincero? ¿Quieren saber mis debilidades personales o profesionales?

Para responder a cualquiera de esas preguntas es importante que recuerdes cuál es tu objetivo en esa entrevista: conseguir un empleo. Así que cuando te dispongas a responder, revela sólo los defectos que puedan afectar tu desempeño laboral, no aquellas manías personales que no se relacionan con el trabajo. Por ejemplo, decir que tu mayor debilidad son los dulces no le dará una idea clara al reclutador acerca de qué tipo de trabajador puedes llegar a ser y, por tanto, es casi como no haberle suministrado información alguna.

Ahora bien, ¿cuánto es lo justo? ¿Debes listar todos tus defectos o hay un número determinado de debilidades a revelar? Más que la cantidad, se trata de la calidad de tus aseveraciones lo que dejará satisfecho a tu entrevistador. Si le haces una lista completa de todos tus defectos –que todos los tenemos-, es posible que lo espantes y no consigas lo que persigues. Recuerda que ser sincero no tiene por qué ser sinónimo de ser imprudente.

Lo ideal, entonces, es revelar con sinceridad un área que, dentro de tu experiencia profesional, no se te haga fácil pero que puedas mejorar. Dentro de esta categoría se encuentran el manejo de programas informáticos, idiomas o las habilidades de negociación comercial. Como verás, todas ellas pueden adquirirse o mejorarse con algo de esfuerzo y dedicación.

Las áreas problema imposibles de mejorar no ponen nada a tu favor sino todo lo contrario. Pongamos un ejemplo: si dices que tu mayor defecto es que eres una persona malhumorada y grosera, tu empleador podría descartarte sin siquiera revisar el resto de tu CV, ya que nadie quiere ese tipo de persona en su ambiente laboral. Esa es la razón por la cual ni los más gruñones confiesan su mal carácter en una entrevista laboral.

Pero para poder separarlas, primero debes conocer bien tus debilidades. No te presentes a una entrevista esperando que no indaguen sobre ese tema: revísate antes de buscar empleo. ¿Cuál es tu mayor defecto? ¿Qué es lo que peor te sale? ¿Qué cosa no estarías dispuesto a hacer, aunque formara parte de tus funciones? ¿Te molesta trabajar en equipo?

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