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Ventajas de trabajar en una pyme

Fuente P. Córdoba
La gran aspiración de algunos trabajadores es poder llegar a incorporarse a una multinacional, porque lo asocian con una mayor estabilidad económica y prestigio profesional. Un claro reflejo de esto se encuentra en el currículum de algunos demandantes de empleo, donde el número de asalariados de las empresas en las que han trabajado va ascendiendo progresivamente.

Sin embargo, en España por ejemplo, la mayoría de las compañías existentes (99,87%) son pequeñas o medianas organizaciones que se dedican fundamentalmente al sector servicios (comercio, inmobiliaria y hostelería), por lo que, aunque sólo sea por cuestión de estadística, es más probable acabar trabajando en una pyme. Hoy queremos invitaros a analizar lo que implica el tamaño de una empresa, y a reflexionar sobre las ventajas que conlleva trabajar para una de las que no superan los 250 empleados.

Ambiente familiar y cercano. Teniendo en cuenta que muchas son como una gran familia, donde el jefe conoce el nombre, historia laboral y perfil de todas y cada una de las personas contratadas, se entiende que tengan un trato más estrecho entre ellos, más facilidad para trabajar en equipo y más agilidad para resolver cuestiones que pueden tratarse cara a cara, sin tantos interlocutores intermedios, que acaban distorsionando la información. Por otra parte, si bien es verdad que el clima laboral depende más de variables personales que del número de trabajadores, en organizaciones de menor volumen es más viable que puedan hacerse favores como flexibilidad en cuanto a horarios o adelantar sueldos, porque la relación entre el jefe y el empleado es más accesible.

Puestos horizontales. Esto significa que es más probable que el puesto que se desempeñe se caracterice por su polivalencia, de tal manera que permita conocer más áreas y departamentos en menos tiempo. Esto se hace prácticamente impensable en una compañía mayor, donde una buena gestión del personal requiere de la delimitación clara de las funciones de cada uno de los que allí trabajan, privándoles a veces de poder tener una perspectiva general de los procesos y objetivos globales de la organización. Digamos que “el estar dispuesto a hacer de todo” también otorga una experiencia y unos conocimientos que pueden ser beneficiosos.

Perspectiva laboral. Esta suele ser una de las razones principales por la que muchos desechan la posibilidad de incorporarse a una pyme, pensando que si acceden renuncian a mejorar sus condiciones laborales o ascender. Y la verdad, es que en una empresa grande hay muchos más puestos vacantes (tanto intermedios como para directivos) que facilitan la promoción, pero también existen más compañeros, candidatos a conseguirlos, que hacen que la competencia sea más dura.

Retribución. Lo cierto es que no siempre se gana más en una corporación grande. Si la actividad de la pequeña compañía es rentable, y existen retribuciones que contemplen comisiones o incentivos atractivos, los empresarios o jefes procuran que su trabajadores estén satisfechos, y puede darse el caso de que el mismo puesto esté mejor remunerado en una pyme que en una multinacional. En realidad, el salario depende más de la filosofía de la empresa, que de su tamaño. Las que consideran que los recursos humanos son el motor de la entidad ofrecerán sueldos altos; las que se orientan prioritariamente hacia los beneficios y la producción suelen pagar el mínimo establecido por el convenio.

Beneficios sociales. Muy relacionado con lo anteriormente expuesto, los complementos al salario (tickets de comida, seguros médicos, etc.) para incentivar a los empleados se dan con más frecuencia en las organizaciones grandes que en las pequeñas, ya que éstas últimas suelen premiar al trabajador con otro tipo de privilegios que van más enfocados a la conciliación de la vida familiar con la laboral, como conceder días libres por motivos personales, flexibilizar el horario de entrada, etc.

Desarrollo profesional. Los planes de formación y de reciclaje tienen mayor representación y crecimiento en las grandes compañías. No obstante, poco a poco se está viendo que esto no es patrimonio exclusivo de las multinacionales, y las pymes están empezando a firmar convenios y acuerdos con organismos y centros educativos para subvencionar la formación continua de su empleados.

Estabilidad laboral. Muchos creen erróneamente que en una entidad de mayores dimensiones su puesto estará asegurado, pero no hace falta más que leer la sección de economía de un periódico para darse cuenta de que las regulaciones de empleo y los despidos en masa están a la orden del día, en cuanto se fusionan con otras sociedades, quiebran o trasladan su negocio a otros países donde pueda incrementarse su productividad. Por eso, a veces las pymes ofrecen más seguridad, porque a no ser que se vayan a pique, no suelen despedir al empleado cuando diversifican sus productos o dan un giro a sus servicios. Además en las pequeñas y medianas empresas al ser el trato más cercano y humano, cuando necesariamente tienen que prescindir por motivos económicos de un empleado, los mismos jefes suelen facilitarle a través de contactos otro puesto de trabajo.

Innovación y avances. Lo que sí ocurre en una compañía de menor tamaño es que el presupuesto para recursos materiales es escaso, por lo que el acceso a las nuevas tecnología también se verá limitado, aunque cada vez más se conceden subvenciones y ayudas a pequeños empresarios que pueden suponer un gran apoyo en este sentido.
Es obvio que poder invertir en tecnologías de la información o telecomunicaciones es un factor relevante para llegar a asegurarse un futuro en el mercado laboral. Las pymes no cuentan con el suficiente capital para desarrollar procesos de investigación, ni pueden llevar a cabo costosos estudios de mercado. Aún así, su limitado tamaño también comporta una serie de ventajas a la hora de innovar:

Debido a la facilidad y proximidad en la comunicación con los clientes, es más eficaz para enterarse rápidamente de los cambios en la demanda de los consumidores.
La necesidad de cuidar al máximo el uso o destino de cada capital invertido, hace que pueda especializarse, es decir, desarrollar capacidades específicas en ciertas áreas técnicas, dedicándose así a mercados más reducidos pero más sofisticados, lo que favorece su actividad de innovación.

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