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Pedir un aumento de sueldo

Fuente: Octavio Ortega
Daniel Porot, especialista en gestión de carreras e investigación en empleo en Europa ha publicado recientemente un libro con 101 Secretos para negociar bien nuestro salario. En este artículo os proponemos las cinco preguntas clave para pedir un aumento de sueldo.

¿Cuándo puede uno pedir un aumento de salario?
La respuesta es que siempre que hayas ido más allá de lo que se esperaba de ti en tu trabajo, en términos cuantitativos y cualitativos. Para que se produzca este gesto de la empresa, de antemano debe haber una plusvalía del asalariado. Esto se puede medir en tres criterios: ¿tu trabajo se traduce en un aumento de los beneficios de un cliente (por ejemplo, has conseguido una gran cuenta), una disminución en los costes (a través de la racionalización de procedimientos) o una reducción de errores? De manera general, es preferible negociar un aumento de salario más que una prima puntual, aunque esta sea más ventajosa

¿Cuándo pedir el aumento?
Siempre es mejor evitar los meses de junio y diciembre, dos períodos dedicados generalmente a las pagas extras. Ante todo procura no poner en entredicho la organización jerárquica de la entidad, dirígete primero a tu jefe directo. Es una señal de respeto y confianza. Aunque él o ella no esté en condiciones de tomar ninguna decisión, al menos podrá apoyar tu demanda. Si no lo haces así, tu esfuerzo no valdrá la pena.

¿Cómo proceder?
La demanda de aumento se prepara hacia atrás: imagina la entrevista con st superior directo y anticipa una segunda posición de repliegue. Generalmente hay dos casos hipotéticos en función de la personalidad de la persona que toma decisiones. Puede ser algo formalizado en la empresa, en ese caso no habrá problema, aunque debes tener cuidado con el tono utilizado en la conversación. También puede darse en un ambiente menos formal, tomando un café o algo parecido en las propias instalaciones de la empresa. Mucho cuidado con estas prácticas.

¿Qué táctica emplear?
Lo mejor es el “cara a cara”, ir directos a nuestro objetivo. Lo primero es hacer ver la calidad y superioridad de nuestro trabajo. Lo segundo es dejar claro que eso te supone un esfuerzo que te gustaría se pusiera de manifiesto en la nómina. Hay dos posibilidades, que “lo vean”, es una buena señal. Sólo hay que poner un calendario y esperar el porcentaje (a partir de un 10-15% generalmente). Si no parecen muy conformes o hablan de imperativos económicos es mejor pasar al plan “B”. Consiste en ir a por la cabeza, generalmente bien situado y con una buena visión del sector, valorará mejor tú salida de la empresa (no solo en cuanto a lo que aportas).

¿Sigue la cosa mal?
Busca otro trabajo, a veces pasa que hasta que uno no dice que se va de un sitio no empiezan a valorar su trabajo. Es posible que, cuando presentes tu carta de baja voluntaria empiecen las preguntas y una nueva ronda de negociación. Al fin y al cabo, la mano de obra verdaderamente productiva no abunda tanto como parece en el mercado laboral. Y a nadie le hace gracia que alguien de confianza se vaya a la competencia.

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