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Trabajar con tu pareja

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“Al trabajo se va a trabajar”- firme sentencia que a más de uno deja sin réplica. Pero cuando en la oficina se pasa una gran parte del día, colaborando mano a mano con los compañeros, no es tan difícil que acabe siendo el lugar donde algunos por afinidad y proximidad puedan encontrar el amor.

Esto ha sido recogido por un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas Español, según el cual el 13 por ciento de la población activa conoció a su pareja en el trabajo o en el centro de estudio. ¿Por qué iba a ser esto extraño cuando también son espacios en los que se entabla fácilmente amistad?. Tener inquietudes profesionales o intereses intelectuales comunes son variables que juegan un papel fundamental.

En honor a la verdad hemos de decir, que a veces no son parejas como tal, sino aventuras o encuentros sexuales, y es que los motivos para que surjan romances en la oficina son de lo más heterogéneo: salir de la rutina que se tiene con la pareja oficial que espera en casa; por conveniencia y mejorar las condiciones laborales; por el morbo de lo prohibido; y por qué no, por pura y sana atracción.

Así que cupido dispara sus flechas a las más variadas parejas, desde el tan cinematografiado dúo del jefe y la secretaria, pasando por los empleados con guardias y jornadas interminables que propician los afectos (médicos, policías, vigilantes), hasta los compañeros que tras la animadversión que muestran en los despachos ocultan una relación furtiva.

Desde fuera, suele ser censurado, e incluso a veces las mismas empresas expresan explícitamente su restricción o desaprobación hacia los empleados que son pareja, argumentando que va en perjuicio de la compañía e interfiere en el rendimiento laboral (absentismo, posponer las actividades pendientes por estar con la persona amada). De ahí que algunas empresas apliquen estrategias como traslados inesperados o cambios a otros departamentos sin previo aviso, soluciones poco viables cuando uno de los dos es un gerente, director o pertenece a un rango superior. Esto para los protagonistas puede ser una señal suficiente para detener a tiempo lo que empezaba a establecerse entre ellos, pero otras veces les hace reafirmarse en su elección.

Es evidente que enamorarse en horario laboral, por lo menos al principio, influye en el trabajador, pero ¿cómo repercute?, ¿necesariamente en negativo?, ¿puede afectar positivamente a su desempeño?. Pues bien, lo cierto es que tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
En el aspecto positivo, el hecho de tener un compañero sentimental en el trabajo puede suponer: un incentivo para estar más motivado, un apoyo para disminuir el estrés en los descansos, y un recurso para mejorar el estado de ánimo en general, favoreciendo un clima organizacional más agradable.


Sin embargo, cuando en la empresa se está viviendo una etapa de mayor exigencia, menor productividad, o más dificultad para conseguir los objetivos marcados, entonces la dinámica de la propia pareja puede verse deteriorada, y a su vez menoscabar la calidad del trabajo en equipo, llegando a volcar en la reuniones comentarios de índole personal. Por otra parte, cuando los demás se enteran de la existencia de esa relación, no transcurre mucho tiempo sin que aparezcan rumores (“está con el/ella para ascender”), envidias, desconfianzas, etc., que deterioran el ambiente grupal y les distraen de sus quehaceres diarios.

Dependiendo de si lo llevan con discreción (o es un secreto a voces), del cargo que ocupen en la empresa y las limitaciones que ésta les ponga, así será el nivel de dificultad del reto que supone conciliar el vínculo laboral con el amoroso.
Una vez que se tienen en cuenta todos estos factores, y se decide apostar por continuar juntos, es conveniente hacer uso de algunas pautas que pueden ayudar a que el romance no obstaculice el desempeño laboral:

Al hacer pública la relación, aunque es una decisión evidentemente muy personal, y que ha de ser tomada por las dos partes, es aconsejable tener antes muy claro y consolidado el vínculo, y valorar si es necesario exponerse a ser observados, pues quizá trabajen en la misma empresa, pero no interaccionen tan frecuentemente como para que sea relevante dar explicaciones. Otro aspecto a considerar es la política de la compañía en este sentido, y asegurarse de que no va a haber despidos improcedentes o boicot.
De cualquier forma, incluso en el caso de reconocerse como pareja en la oficina, es mejor cuidar el lenguaje no verbal, ser discretos y no expresar afectos de forma exacerbada o continuada, con los que el resto pueda sentirse molestos o acaben utilizándolo como excusa para hacer críticas a su trabajo “desde que estás con …no estás concentrado”.
Intentar ser lo más neutral posible con respecto a las opiniones de la pareja en una reunión de trabajo. Evitar hacer alusiones demasiado personales o íntimas en momentos de tensión, o mostrar favoritismos. De no poder, se puede pedir un cambio de departamento, y mientras procurar incluir en toda crítica que se le haga algo positivo y algo a rectificar.
Uno de los errores que más se dan es hablar a compañeros o superiores de los problemas de la relación de pareja. Por mucha confianza que se tenga, y ellos intenten ser imparciales, se sentirán incómodos y terminarán tomando partido por alguno de los dos, cuando en realidad ambos son compañeros con los que tendrán que seguir trabajando diariamente.
En aquellos negocios pequeños, en los que la pareja haya montado su propia empresa, es regla de oro no llevar al trabajo las cuestiones que exclusivamente hay que tratar en casa.
No podemos dejar de mencionar el peligro que conlleva la ruptura de este tipo de relaciones, las represalias que en ocasiones puede tomar la persona que no elige dejarlo (rumores, mobbing, acoso), o la dificultad que implica superar una separación cuando cada mañana durante bastantes horas el otro forma parte del equipo de trabajo. Por eso, especialmente hay que esforzarse por cerrar la relación de la manera más sana posible, acudiendo a profesionales que medien si es necesario, o plantearse un cambio laboral en el peor de los casos. 

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