El número de familias en paro se acerca al medio millón
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El debilitamiento de la economía empieza a notarse en las familias por su lado más amargo: el crecimiento del desempleo en su seno. Entre octubre y diciembre del año pasado, el número de hogares en el que están en paro todos sus miembros activos para el mercado de trabajo aumentó en 62.400, con un incremento del 16,44% respecto al trimestre anterior, hasta una cifra total de 441.700.
Se rompe así el descenso continuado, que ha habido trimestre a trimestre en la evolución de estas unidades familiares, salvo un ligerísimo repunte a principios de 2007, y que comenzó entre enero y marzo de 2006, como reflejo de la fuerte creación de empleo de entonces, con cerca de un millón de puestos de trabajo.
El dato del cuarto trimestre hizo que el conjunto de 2007 cerrase el número de hogares en los que hay paro total, con un aumento de 46.800, en cifras absolutas, y del 11,85%, en términos relativos, según se recoge en la Encuesta de Población Activa, que elabora el Instituto Nacional de Estadística.
Por lo tanto, desde 2006, las familias con todos sus miembros en paro han pasado de descender un 10,49%, que apuntó el primer trimestre de 2006, cuando se registró el último aumento en cifras absolutas, a incrementarse el ya citado 11,85%, a finales de 2007.
La repercusión de la debilidad económica en el mercado de trabajo es tal que, en consecuencia, entre octubre y diciembre de 2007, por primera vez en toda la legislatura, se rompe la tendencia de incremento constante en el número de hogares que tienen pleno empleo, aunque ya se estaba produciendo una progresiva desaceleración. En el cuarto trimestre del año pasado, la cifra absoluta descendió en 2.200, hasta 10.695.400, lo que representa una caída del 0,02% respecto al periodo comprendido entre julio y septiembre del año pasado. Si el análisis comprende la evolución interanual de las familias con pleno empleo, se observa que, en los cuatro últimos años, su ritmo de crecimiento empezó con una cifra del 2,31% –en 8.770.300– y acabó aumentando un 2,25%, tras alcanzar su cota máxima en el primer trimestre de 2006, con un incremento del 5,27%.
Hay que recordar que, precisamente, en el cuarto trimestre de 2007, el empleo cayó, por primera vez, en los últimos seis años. Exactamente, en 33.700 personas. De la misma forma, el paro aumentó en el conjunto del año –en 117.000 personas–. El desempleo no subía en un año natural desde 2003 –ver EXPANSIÓN del pasado día 26–.
Incluso, la EPA del cuarto trimestre de 2007 arroja dos datos que, a la espera de la evolución que pueda tener el mercado de trabajo en los siguientes meses, insinúa que detrás del crecimiento del desempleo puede haber causas más profundas, y no sólo coyunturales. De los 135.700 nuevos parados del cuarto trimestre, 108.000 son españoles, lo que, en principio, indicaría que se está destruyendo una proporción mayor de empleo cualificado, si se tiene en cuenta que, por regla general, y hasta la fecha, los inmigrantes ocupan los puestos menos consistentes del mercado laboral.
En segundo lugar, si se observan las cifras en el conjunto del año, resulta que son hombres 115.500 de los 117.000 nuevos parados con los que se cerró 2007, lo que incide claramente en el núcleo familiar. Es verdad que gran parte del crecimiento del paro se registra en sectores ocupados mayoritariamente por hombres, como la agricultura y la construcción, pero aún teniendo en cuenta el avance que, en los últimos años, ha tenido la mujer en el mercado de trabajo, todavía, y en líneas generales, son los hombres los que aportan los mayores ingresos del hogar.
Se deduce pues un recorte de la renta principal de los hogares y, por tanto, una disminución en la capacidad de compra. Esta circunstancia, junto al endurecimiento de los créditos de todo tipo y, sobre todo, de los de tipo hipotecarios, ayudaría a comprender dos hechos inmediatos en el tiempo: la desaceleración que hay en el consumo y, en particular, en la compra de vivienda y, en segundo lugar, las sorprendentes ofertas electorales de los dos principales partidos ante las dificultades de las familias para salir adelante.
El debilitamiento de la economía empieza a notarse en las familias por su lado más amargo: el crecimiento del desempleo en su seno. Entre octubre y diciembre del año pasado, el número de hogares en el que están en paro todos sus miembros activos para el mercado de trabajo aumentó en 62.400, con un incremento del 16,44% respecto al trimestre anterior, hasta una cifra total de 441.700.
Se rompe así el descenso continuado, que ha habido trimestre a trimestre en la evolución de estas unidades familiares, salvo un ligerísimo repunte a principios de 2007, y que comenzó entre enero y marzo de 2006, como reflejo de la fuerte creación de empleo de entonces, con cerca de un millón de puestos de trabajo.
El dato del cuarto trimestre hizo que el conjunto de 2007 cerrase el número de hogares en los que hay paro total, con un aumento de 46.800, en cifras absolutas, y del 11,85%, en términos relativos, según se recoge en la Encuesta de Población Activa, que elabora el Instituto Nacional de Estadística.
Por lo tanto, desde 2006, las familias con todos sus miembros en paro han pasado de descender un 10,49%, que apuntó el primer trimestre de 2006, cuando se registró el último aumento en cifras absolutas, a incrementarse el ya citado 11,85%, a finales de 2007.
La repercusión de la debilidad económica en el mercado de trabajo es tal que, en consecuencia, entre octubre y diciembre de 2007, por primera vez en toda la legislatura, se rompe la tendencia de incremento constante en el número de hogares que tienen pleno empleo, aunque ya se estaba produciendo una progresiva desaceleración. En el cuarto trimestre del año pasado, la cifra absoluta descendió en 2.200, hasta 10.695.400, lo que representa una caída del 0,02% respecto al periodo comprendido entre julio y septiembre del año pasado. Si el análisis comprende la evolución interanual de las familias con pleno empleo, se observa que, en los cuatro últimos años, su ritmo de crecimiento empezó con una cifra del 2,31% –en 8.770.300– y acabó aumentando un 2,25%, tras alcanzar su cota máxima en el primer trimestre de 2006, con un incremento del 5,27%.
Hay que recordar que, precisamente, en el cuarto trimestre de 2007, el empleo cayó, por primera vez, en los últimos seis años. Exactamente, en 33.700 personas. De la misma forma, el paro aumentó en el conjunto del año –en 117.000 personas–. El desempleo no subía en un año natural desde 2003 –ver EXPANSIÓN del pasado día 26–.
Incluso, la EPA del cuarto trimestre de 2007 arroja dos datos que, a la espera de la evolución que pueda tener el mercado de trabajo en los siguientes meses, insinúa que detrás del crecimiento del desempleo puede haber causas más profundas, y no sólo coyunturales. De los 135.700 nuevos parados del cuarto trimestre, 108.000 son españoles, lo que, en principio, indicaría que se está destruyendo una proporción mayor de empleo cualificado, si se tiene en cuenta que, por regla general, y hasta la fecha, los inmigrantes ocupan los puestos menos consistentes del mercado laboral.
En segundo lugar, si se observan las cifras en el conjunto del año, resulta que son hombres 115.500 de los 117.000 nuevos parados con los que se cerró 2007, lo que incide claramente en el núcleo familiar. Es verdad que gran parte del crecimiento del paro se registra en sectores ocupados mayoritariamente por hombres, como la agricultura y la construcción, pero aún teniendo en cuenta el avance que, en los últimos años, ha tenido la mujer en el mercado de trabajo, todavía, y en líneas generales, son los hombres los que aportan los mayores ingresos del hogar.
Se deduce pues un recorte de la renta principal de los hogares y, por tanto, una disminución en la capacidad de compra. Esta circunstancia, junto al endurecimiento de los créditos de todo tipo y, sobre todo, de los de tipo hipotecarios, ayudaría a comprender dos hechos inmediatos en el tiempo: la desaceleración que hay en el consumo y, en particular, en la compra de vivienda y, en segundo lugar, las sorprendentes ofertas electorales de los dos principales partidos ante las dificultades de las familias para salir adelante.
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