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Inmigrante y empresario (2ª parte)

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Este artículo, continuación del anterior «Inmigrante y empresario; una combinación cada vez más habitual», examinará los tipos de negocios impulsados por inmigrantes extracomunitarios en España según diferentes criterios, y cuales son tanto los beneficios como los conflictos generados socialmente debido a esta circunstancia.

Los datos aquí expuestos se basan en el informe publicado por Obra Social «la Caixa», titulado El empresariado inmigrante en España.

En este informe, se hace en primer lugar una clasificación de los negocios inmigrantes por tipo de negocio. Así, se afirma que en su mayor parte se trata de establecimientos comerciales, profesiones liberales, medios de comunicación destinados a público inmigrante y empresas de tipo asociativo, como deportivas, ONGs, culturales, etc.

Si examinamos el modelo de negocio existente detrás de cualquiera de estos tipos de empresa, podemos realizar una clasificación diferente.

En primer lugar, estarían los negocios «de orientación étnica». Se trata de aquellos creados con el objetivo de satisfacer las demandas de las comunidades de inmigrantes asentadas en el área geográfica donde se localizan dichos negocios. También tienen cierta cantidad de público local, atraído por la moda, lo exótico, la curiosidad o la oferta de nuevos productos. Yo personalmente acostumbro a consumir yuca, leche de coco, harina de maíz y una larga lista de productos que solo encuentro en estos establecimientos.

Otro tipo de negocios serían las «empresas circuito», que satisfacen la necesidad de los inmigrantes de mantener contacto con personas de su país de origen. En este marco se encontrarían locutorios, agencias de viaje o empresas de envío de dinero.

Avanzando en la clasificación encontramos las empresas «especializadas en población inmigrante», que solucionan problemas derivados de la propia condición de extranjero, como las asesorías jurídicas o determinadas agencias inmobiliarias.

En otro grupo se encuentran las empresas «que explotan lo exótico». Restaurantes, tiendas de artesanía, establecimientos de terapias alternativas y similares, que están principalmente enfocados al público local y ofrecen una imagen idealizada del país de origen en cuestión.

Por último tenemos las empresas «generalistas», que buscan eliminar la etiqueta de lo étnico, es decir, pretenden que no se las distinga del resto de empresas. Su público es el más amplio posible, y por eso estas empresas están creciendo en una tendencia cada vez más rápida.

Un problema que afecta a casi todos los negocios de inmigrantes es la saturación de mercado, sobre todo aquellos con público mayoritariamente inmigrante. Esto se debe a que un elemento estratégico importante de su éxito es su localización en barrios habitados en su mayor parte por estos colectivos.

Sin embargo, el gran auge de este tipo de negocios ha hecho que el pastel, que antes era para uno o dos, ahora tenga que repartirse entre muchos más. Para sobrevivir en el mercado diversifican la oferta y amplían el público potencial, intentando atraer también a los ciudadanos españoles.

Otro recurso utilizado es mantener el local abierto más tiempo, o abrirlo a horas en las que la competencia está cerrada.

Todos hemos ido alguna vez a comprar la salsa de tomate para los espagueti que se nos olvidó coger en el súper a la tienda de alimentación regentada por pakistaníes que cierran casi a media noche.

Esto puede generar conflictos entre las tiendas de barrio, o la percepción de que no respetan la competencia. Algunas voces críticas afirman que han acabado con la tienda de barrio tradicional debido a estas prácticas, sin embargo lo que ha ocurrido es que venido a ocupar un espacio que estaba vacío, pues la crisis del pequeño comercio había empezado muchos años antes, con el auge de los grandes centros comerciales.

Así, las tiendas de inmigrantes revitalizan la economía del barrio, y en lo que a mí respecta ofrecen un servicio necesario que los pequeños empresarios españoles no están dispuestos a asumir, haciéndonos la vida más cómoda a los despistados y a los que hacemos jornadas interminables en el trabajo. Podríamos decir que existe un «mercado alternativo», con una oferta y demanda propias, pero que cada vez se filtra más en el tejido social local.

La tendencia es la progresiva integración del inmigrante empresario en el tejido empresarial español. Todavía no existe ningún estudio que analice los vínculos entre empresarios extracomunitarios y asociaciones de empresarios españoles, pero prometo hacer una síntesis la primera vez que me encuentre con uno interesante.

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