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Las multinacionales huyen de los crecientes costes laborales en India o China y se refugian al otro lado del mundo

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Mariachis con ojos rasgados; jengibre, curry y chiles habaneros, fusión entre dos mundos que cada día se entremezclan con mayor éxito gracias, en buena medida, a los vaivenes de los mercados. México se ha convertido en destino de gran parte de las inversiones exteriores de los gigantes asiáticos debido a su proximidad a Estados Unidos, el supermercado del mundo, y Centroamérica y, muy especialmente, por sus bajos costes laborales, que están atrayendo a empresas de todos los ramos hacia la Norteamérica hispana. El último ejemplo lo ha dado el mayor proveedor de servicios informáticos de India, Tata Consultancy Services (TCS), una división del coloso indio del motor y el acero, que lo mismo fabrica «chips» que embotella agua y que «traslada» 5.000 empleos a la nueva planta de Guadalajara.
Los primeros 500 empleos deslocalizados por culpa de los crecientes costes laborales en India caerán del lado mexicano antes de que acabe el año. Los otros 4.500 se irán mudando a lo largo de los próximos cinco años para evitar grandes traumas. La apreciación de la divisa india, la rupia, un 9,2%, y la subida salarial están frenando a muchas empresas foráneas a instalarse en India a pesar de los esfuerzos de Nueva Delhi por atraer más y más inversión.
La inflación del 15% no ha ayudado en absoluto. Tata, el mayor consorcio indio, que dispone de 12.000 empleados en EE UU, ha echado cálculos y ha concluido que si los costes laborales en México no llegan ni a la mitad de los de su vecino del norte, es hora de trasladar las maletas. Ratan Tata, patrón de la firma, recibe la mitad de las ganancias de su empresa de la actividad en EE UU, nada menos que 18.000 millones de dólares, por lo que la nueva sede en México puede servir además para prestar asistencia a los clientes estadounidenses, al encontrarse en la misma zona horaria. Otra ventaja añadida.
Pero el dinamismo de la economía globalizada no afecta sólo a India. Aunque China mantiene su inflación algo más nivelada -el presidente Hu ha pronosticado que llegará al 10% este año- los costes laborales del coloso asiático, cuyo mercado de 1.300 millones de personas aún atrae a miles de inversionistas al año, no han dejado de crecer (en 2005, un 14,5 por ciento).
China: más impuestos
Es cierto que entre enero y febrero de 2007, China recibió una inversión de 7.300 millones de euros, un 13% más respecto al mismo periodo del año anterior, pero México, con un mercado mucho menor, obtuvo 5.000 millones euros del pastel inversionista exterior con un crecimiento récord del 66% en relación al mismo trimestre de 2006.
Además, el nuevo régimen fiscal que pretende implantar Pekín tampoco invita demasiado a que las empresas foráneas arraiguen en suelo chino. El borrador de la nueva ley, cuya entrada en vigor se espera para el 1 de enero de 2008, establece que todas las compañías pagarán impuestos equivalentes a un 25 por ciento de sus beneficios (antes las tasas generales eran del 33 por ciento para las firmas nacionales y del 15 para las foráneas).
Parece pues que los años de esplendor en el que todas las empresas trasladaban sus centros de producción a China han pasado. Y en México se frotan las manos. Ahora, las grandes corporaciones optan por repartir sus factorías a lo largo del planeta buscando la máxima flexibilidad en todos los órdenes de sus fábricas. Los países emergentes tratan de adaptar sus mercados para competir en este nuevo escenario, pero algunos lo hacen más rápido que otros. Así lo reflejó en un reciente informe el Banco Mundial, que clasificó a China en cuarto lugar del mundo en cuanto a reformas económicas para facilitar la implantación de negocios... por detrás de México.
La confianza en la política de combate frontal contra el crimen organizado puesta en práctica por el presidente Felipe Calderón parece estar también tras este «boom». Y lo mejor es que casi un 30% del capital corresponde a nuevas inversiones que, además, se diversifican cada día más. Las empresas ya no sólo invierten en banca, industria pesada y turismo -que por cierto ha crecido un 60%- sino en sectores donde se precisa mano de obra cualificada. Nortel, uno de los mayores fabricantes de componentes informáticos ha anunciado recortes de plantilla y el traslado de más de un millar de empleos. China e India se llevarán algunos, pero muy por detrás del otro gigantes asiático: México.
 
 
 

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