Empresa, ¿qué va a ser de ti?
Fuente: Julen Iturbe
Esta tarde he tenido una reunión en la que hemos estado hablando un buen rato acerca del problema que puede comenzar a acuciar a algunas empresas: no gustan a la gente. Así que los de recursos humanos tienen que ponerse a venderle la moto a quienes están en un proceso de selección. Atrás quedan aquellos días en los que había donde elegir y, por tanto, si no te gustaba la persona que estaba frente a ti sólo tenías que decir: "Muy bien, ya te llamaremos. El siguiente, por favor". Por supuesto, ni llamar ni leches.
Recuerdo cuando en el año 2001 me pasé una temporada yendo a trabajar a la planta que teníamos en Birmingham. Nuestra empresa aquí iba bien y éramos La Meca de la comarca. La gente a la cola para entrar a trabajar. Todo demasiado fácil y demasiado asimétrico. En cambio allá en Birmingham la gente enseguida se mosqueaba y como había situación de casi pleno empleo, te mandaban al carajo a la mínima bronca. Alucinábamos con aquella situación. Inconcebible aquí. La gente se iba, no la despedías. ¡Hay que ver qué mal andaba el imperio británico!
Ahora algo está pasando. No sé si es característica del postmodernismo o si son valores que simplemente están mudando la piel. Los chavales que salen de la uni ya no son como nosotros. Pues claro, siempre ha sido así. Y los de recursos humanos no entienden que estos chavales pasen de esta forma. Esta juventud viene mal, muy mal. Y así ya tenemos razón. Seguimos teniendo problema, pero tenemos la razón. El problema es de los jóvenes, que vienen atravesados. Lo dijo Blas, punto redondo.
Pues bien, alguien va a tener que mover ficha, porque me temo que la generación que viene por detrás va a alucinar con buena parte de las empresas que tenemos a día de hoy. Territorios cerrados, formas ancestrales de organizar los trabajos, sitios aburridos, bailes de salón y poca vida real. Y ya verás cuando te pongan delante de un ordenador que se parece a aquel que tuvo tu viejo hace unos cuantos años. Vas a alucinar.
Yo si fuera empresa, me empezaría a preocupar. Pintan bastos y no tienes ni uno. Tú siempre jugaste con oros. Jodido lo llevas, compañera.
Esta tarde he tenido una reunión en la que hemos estado hablando un buen rato acerca del problema que puede comenzar a acuciar a algunas empresas: no gustan a la gente. Así que los de recursos humanos tienen que ponerse a venderle la moto a quienes están en un proceso de selección. Atrás quedan aquellos días en los que había donde elegir y, por tanto, si no te gustaba la persona que estaba frente a ti sólo tenías que decir: "Muy bien, ya te llamaremos. El siguiente, por favor". Por supuesto, ni llamar ni leches.
Recuerdo cuando en el año 2001 me pasé una temporada yendo a trabajar a la planta que teníamos en Birmingham. Nuestra empresa aquí iba bien y éramos La Meca de la comarca. La gente a la cola para entrar a trabajar. Todo demasiado fácil y demasiado asimétrico. En cambio allá en Birmingham la gente enseguida se mosqueaba y como había situación de casi pleno empleo, te mandaban al carajo a la mínima bronca. Alucinábamos con aquella situación. Inconcebible aquí. La gente se iba, no la despedías. ¡Hay que ver qué mal andaba el imperio británico!
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2 comentarios
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