"El sistema educativo español ahuyenta las vocaciones empresariales"
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El presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez-Navarro, asegura que la Universidad no forma a los profesionales que las empresas necesitan.
El presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez-Navarro, fue ayer muy crítico con el sistema educativo español porque, en su opinión, no forma a los profesionales que las empresas necesitan. Es más, aseguró que "el sistema educativo español ahuyenta las vocaciones empresariales. No incentiva la creación de empresas -dijo- y esto es algo que el país no se puede permitir".
Gómez-Navarro, que pronunció una conferencia en la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza, analizó ante un centenar de empresarios los retos que tiene planteados la empresa en un mundo globalizado y se refirió al vínculo que une políticas públicas y competitividad. El máximo responsable de las Cámaras españolas aseguró que el problema que más preocupa a los empresarios en este momento es el sistema educativo, incluso por encima de cuestiones que también afectan directamente a la competitividad empresarial como la política energétia, la fiscalidad, el mercado laboral o el exceso de normativa legal. Como ejemplo de este divorcio (entre el sistema educativo y el mundo económico) se refirió al "estruendoso fracaso" de la enseñanza del inglés: "Los estudiantes terminan el bachiller -dijo- sin hablar una palabra de inglés". En cuanto a la Universidad, Gómez-Navarro aseguró que "se ha convertido en una institución al margen de la sociedad". El presidente de las Cámaras españolas apuntó que dos tercios de la investigación que se realiza en las universidades españolas no se rentabiliza en España, algo que va en detrimento de la competitividad empresarial nacional. A esto se une, dijo Gómez-Navarro, que la Universidad se ha despreocupado de aspectos fundamentales en la formación de profesionales: "La Universidad -dijo- tiene un buen nivel en cuanto a transmisión de conocimientos, pero se ha desentendido de la formación en valores y en habilidades".
Junto a esta preocupación, Gómez Navarro enumeró una serie de aspectos (incluidos en un documento elaborado por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio y que fue entregado en su día a los partidos políticos, de cara a las próximas elecciones generales) que, en opinión de los empresarios españoles, deberían tenerse en cuenta para mejorar la competitividad de la economía nacional. Uno de los más "serios", dijo, es la incertidumbre sobre la política energética. Gómez Navarro pidió un debate serio en este campo porque en este momento "no hay una política energética que defina a largo plazo las necesidades del país y que garantice en cantidad, calidad y precio el suministro energético".
Para Gómez Navarro, un país como España, tan dependiente de las materias primas para generar electricidad, no se puede permitir el lujo de renunciar a ninguna fórmula energética: "No podemos pensar -señaló- que vamos a sustituir sistemas de producción estable como el nuclear por energías alternativas que dependen del 'hombre del tiempo'. La energía eólica está muy bien y tiene que jugar un papel importante en el sistema energético español, pero el día que no hay viento no hay energía".
El presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez-Navarro, asegura que la Universidad no forma a los profesionales que las empresas necesitan.
El presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez-Navarro, fue ayer muy crítico con el sistema educativo español porque, en su opinión, no forma a los profesionales que las empresas necesitan. Es más, aseguró que "el sistema educativo español ahuyenta las vocaciones empresariales. No incentiva la creación de empresas -dijo- y esto es algo que el país no se puede permitir".
Gómez-Navarro, que pronunció una conferencia en la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza, analizó ante un centenar de empresarios los retos que tiene planteados la empresa en un mundo globalizado y se refirió al vínculo que une políticas públicas y competitividad. El máximo responsable de las Cámaras españolas aseguró que el problema que más preocupa a los empresarios en este momento es el sistema educativo, incluso por encima de cuestiones que también afectan directamente a la competitividad empresarial como la política energétia, la fiscalidad, el mercado laboral o el exceso de normativa legal. Como ejemplo de este divorcio (entre el sistema educativo y el mundo económico) se refirió al "estruendoso fracaso" de la enseñanza del inglés: "Los estudiantes terminan el bachiller -dijo- sin hablar una palabra de inglés". En cuanto a la Universidad, Gómez-Navarro aseguró que "se ha convertido en una institución al margen de la sociedad". El presidente de las Cámaras españolas apuntó que dos tercios de la investigación que se realiza en las universidades españolas no se rentabiliza en España, algo que va en detrimento de la competitividad empresarial nacional. A esto se une, dijo Gómez-Navarro, que la Universidad se ha despreocupado de aspectos fundamentales en la formación de profesionales: "La Universidad -dijo- tiene un buen nivel en cuanto a transmisión de conocimientos, pero se ha desentendido de la formación en valores y en habilidades".
Junto a esta preocupación, Gómez Navarro enumeró una serie de aspectos (incluidos en un documento elaborado por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio y que fue entregado en su día a los partidos políticos, de cara a las próximas elecciones generales) que, en opinión de los empresarios españoles, deberían tenerse en cuenta para mejorar la competitividad de la economía nacional. Uno de los más "serios", dijo, es la incertidumbre sobre la política energética. Gómez Navarro pidió un debate serio en este campo porque en este momento "no hay una política energética que defina a largo plazo las necesidades del país y que garantice en cantidad, calidad y precio el suministro energético".
Para Gómez Navarro, un país como España, tan dependiente de las materias primas para generar electricidad, no se puede permitir el lujo de renunciar a ninguna fórmula energética: "No podemos pensar -señaló- que vamos a sustituir sistemas de producción estable como el nuclear por energías alternativas que dependen del 'hombre del tiempo'. La energía eólica está muy bien y tiene que jugar un papel importante en el sistema energético español, pero el día que no hay viento no hay energía".
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