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Quién más quiere inmigrantes en su empresa.

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Hace poco más de una década la inmigración era un “fenómeno” que sólo "sufrían" nuestros vecinos de Europa y que, cuando nos afectaba de alguna manera, entonces lo tildábamos de anecdótico, ya que por lo general los españoles eran los emigrantes.

Hoy en día ya sabemos que se trata de una realidad y que ha afectado todos los ámbitos de nuestro país incluyendo (por su puesto) al ámbito empresarial, sobretodo en materia de empleo. La presencia de personas extranjeras en muchos sectores laborales ha hecho que cada vez sean más las empresas que cuentan con personal inmigrante en sus plantillas.

Asimismo, el tema inmigración está en la agenda de muchas empresas incluyendo a las grandes multinacionales, que han encontrado en este colectivo mano de obra cualificada y en cierta forma más económica para cubrir distintas posiciones de difícil búsqueda en España .

Las empresas, las asociaciones empresariales, los profesionales y los empleados en general hablan de la inmigración en sus lugares de trabajo, pero hasta ahora lo han hecho como si la diversidad cultural no exigiera una atención especial y como si no tuviéramos que hacer esfuerzos en incorporar la interculturalidad en nuestras empresas.

La mayoría de los españoles (no todos) cuando piensan en la inmigración se imaginan una patera llena de sub-saharianos llegando a Canarias, pero la realidad actual es otra. Según un artículo de Alfonso Jiménez (Socio director de PeopleMatter). La inmigración cualificada ha superado en creces a la tradicional durante los últimos 2 años, por lo que ahora tenemos en España infinidad de profesionales, tanto universitarios como diplomados trabajando a tiempo completo y desempeñando múltiples funciones. Por otro lado, los españoles matriculados en universidades españolas descienden año a año desde 1999 y en el sistema superior el fracaso escolar es cada día mayor. De hecho, hay algunos sectores empresariales que ya tienen una fuerte tensión entre su demanda y la oferta disponible, la que seguramente será cubierta con inmigrantes cualificados.

Como testigo de la multiculturalidad norteamericana he aprendido (por convencimiento) que la incorporación de inmigrantes a la empresa es sencillamente enriquecedora y en ocasiones muy útil cuando escasea la mano de obra autóctona, como podría ser el caso de España… En EEUU tienen una larga experiencia migratoria y han sabido hacer de un problema una oportunidad para mejorar y hasta cierto punto lo han conseguido. En España tendremos que enfrentar (más temprano que tarde) la diversidad cultural en las empresas siendo preciso que lo hagamos viendo este proceso como lo vio alguna vez Norteamérica, como una oportunidad más que como un obstáculo, no sólo por sensibilizarnos con la parte social del tema, sino por las múltiples ventajas que encierra.

Tomando en cuenta los datos publicados por Manpower en 2003 sobre La inmigración laboral en España. Los inmigrantes que residen en el país tienen un nivel de formación medio superior al del conjunto de la población española, aunque ocupan menos puestos de trabajo técnico o cualificado que los nativos, según refleja el informe. El estudio se basó en los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que recoge las respuestas de 1.126.000 personas, tanto de extranjeros regulares como de aquellos sin permiso de residencia… Imaginen si esto sucedió en el 2003, donde tres de cada diez inmigrantes (29%) residentes en España poseía un nivel de estudios alto (diplomados y Licenciados) frente al 22% de la población española… Cómo estaremos ahora cinco años después. Mis cálculos se atreven a duplicar esa cifra. Por lo que ahora cinco de cada 10 inmigrantes están cualificados con niveles de estudios altos.

El error está al pensar que estas personas vienen a quitarle el trabajo a los locales, cuando más bien los inmigrantes aportan a las empresas su formación, su capacidad para el aprendizaje y sus ganas de trabajar independientemente de su raza o cultura. Más bien hemos de reaccionar eliminando estereotipos y prejuicios, sabiendo que todas las generalizaciones que se realizan acerca de los atributos y características de un determinado colectivo o grupo de personas son totalmente infundadas. Por ejemplo, cuando pensamos en un africano, pensamos en un hombre de piel negra, pese a que la población del norte de África es mayoritariamente blanca, así como muchos ciudadanos surafricanos. Por otro lado tenemos a los prejuicios (estereotipos acompañados de un juicio de valor) que tanto daño hacen, no sólo porque son insustanciales sino porque siempre van acompañados de un matiz xenófobo.

En mi caso suelo ver a los trabajadores por sus cualidades para desempeñar una función determinada y también por sus habilidades y su formación académica. Su nacionalidad u orígenes me son indiferentes. Puede que actúe de esta forma debido a la experiencia de haber trabajado en otros países en donde la inmigración es un tema común y recurrente y en donde hay cosas más importantes en las que pensar. No quiere decir esto que esté en contra o a favor de este fenómeno, pues más bien me es indiferente. Lo que si considero preocupante es el hecho de seguir encontrando gente en las empresas que en lugar de adaptarse a la realidad, siguen resistiéndose a aceptar a la inmigración como un hecho ineludible y palpable que ya forma parte de nosotros y que irremediablemente tomará mayores dimensiones afectándonos a todos por igual.

Dado que no podemos renunciar a los inmigrantes que nuestra sociedad requiere, debemos trabajar para conseguir su integración plena. Pienso que sería una política justa, ética y positiva para nuestra economía. La utopía se abraza simbióticamente a la inteligencia. ¿Por qué no lo hacemos? 

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