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EL PIB 1995-2000 HABRÍA CRECIDO 1,8 % CON MEJOR EMPLEO DE TIC

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La tasa anual de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en el período 1995-2002 se habría incrementado en 1,8 puntos porcentuales, del 3,3% al 5,14%, si las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) hubieran sido empleadas a pleno rendimiento y se hubieran eliminado las ineficiencias productivas.

Así se desprende del estudio 'Las nuevas tecnologías y el crecimiento económico de España', promovido por la Fundación BBVA y presentado hoy por sus directores, los profesores de la Universidad de Valencia e investigadores del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) Matilde Mas y Javier Quesada.

El estudio revela un dato más que prueba que los efectos potenciales de la revolución TIC no se han presentado en toda su dimensión todavía: si las nuevas tecnologías se hubieran utilizado a pleno rendimiento, la productividad del trabajo habría crecido un 2,4% anual entre 1995 y 2002, en lugar del aumento del 0,6% que se produjo realmente.

Por otra parte, en el período 1995-2002 la inversión TIC contribuyó al 15,26% del crecimiento del PIB y al 65,74% del avance de la productividad del trabajo. En el sector económico más intensivo en el uso de las nuevas tecnologías, la aportación de las TIC al crecimiento fue del 23,05% y en el caso de la productividad del trabajo del 104,79%.

La profesora Matilde Mas explicó que la situación de España en este ámbito es muy similar a la de otros países de la cuenca mediterránea y se deriva principalmente de la ausencia de un sector productor TIC, de la especialización productiva en sectores con baja intensidad de uso de las tecnologías y del bajo nivel de formación de los trabajadores para utilizar las TIC.

Como medidas para paliar estos problemas, Mas propuso la realización de inversiones tecnológicas y complementarias (organizativas) para mejorar la eficiencia, la intensificación de la innovación tecnológica, la reorientación de la actividad hacia sectores más tecnológicos y el aprovechamiento de las ventajas de una población más cualificada, así como el fortalecimiento del sistema educativo.

Según el estudio, el peso del nivel de la inversión en TIC respecto al total de la inversión se situaba en España en el año 2000 en un nivel inferior al que tenía Estados Unidos en 1980. Además, el bajo nivel de formación técnica de los trabajadores es evidente: en 2003, más del 70% de la población española admitía no saber utilizar instrumentos y equipos tecnológicos y más del 50% en el caso de los ordenadores. Por su parte, Javier Quesada matizó que las mejoras tecnológicas aportan una capacidad a la economía que ésta no es capaz de aprovechar y agotar de manera inmediata, pero sí en el futuro, por lo que "hay que perseverar". Para ello, será necesario un esfuerzo inversor que deberá provenir principalmente del sector privado, mientras que el público será complementario o subsidiario, apuntó. 

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