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Los directivos se creen más listos que sus jefes

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Un reciente estudio a nivel internacional indica que el 73% de los ejecutivos cree que puede hacer el trabajo de su superior mucho mejor que él. Un 65% aspira a ocupar su puesto.
 
La mayoría de los directivos de las empresas se sienten infravalorados con respecto a su trabajo, o por lo menos así lo indica la última encuesta para ejecutivos Executive Quiz, realizada por la consultora internacional Korn/Ferry.

Según dicho estudio, el 73% de los ejecutivos cree poder hacer el trabajo del jefe mejor que él y cerca de dos tercios (65%) indica que una de sus principales aspiraciones es ocupar el puesto de su superior.

Para Carlos Alemany, director general de Korn/Ferry en España, estos resultados indican que un elevado número de directivos se siente subempleado, es decir, «que trabaja por debajo de sus capacidades». Alemany señala, además, que en gran número de empresas no se sabe aprovechar plenamente la trayectoria profesional y la capacidad de los directivos. «Para mejorar la competitividad y convertirse en compañía de éxito, es necesario identificar a los empleados con mayor potencial y ofrecerles oportunidades de desarrollo estratégico para mantenerlos motivados y contentos. De esta forma, es más fácil aprovechar eficazmente su empuje y ganas de hacer cosas», afirma.

A pesar de estos datos, cuando se preguntó a los ejecutivos su opinión sobre el nivel de desempeño de su jefe, el mayor porcentaje de ejecutivos (42%) lo consideró como «excelente» o «superior», mientras que otro 23% lo calificó simplemente como «aceptable».

En el otro lado de la balanza, el 14% de los ejecutivos clasificaron el desempeño de sus jefes como «inferior» y el 11% lo consideraron «ineficiente». Respecto a la confianza que depositan los directivos en sus jefes, el 65% indicó que sí confiaba en ellos, mientras que el 35% restante, respondió que no.

Las conclusiones de la encuesta, que se realizó recientemente a directivos de más de 70 países que representan a un amplio espectro de áreas funcionales, pueden ser muy beneficiosas para las empresas a la hora de retener a los mejores, según los responsables de Executive Quiz. «Los empleados con talento que se sienten infrautilizados por sus superiores son más susceptibles de abandonar la empresa, lo que, al mismo tiempo, supone un gran problema para las organizaciones para quedarse con los mejores ejecutivos, algo que, hoy en día, las compañías no se pueden permitir por la escasez de personal cualificado en algunos sectores».

Por otro lado, en las empresas más importantes y de mayor éxito se pondrá más atención en un ejecutivo que aspira a obtener el puesto de su jefe que en otros que no tienen esa motivación, y crearán los caminos necesarios para que, en un momento dado, lo consiga. «Esto beneficia tanto a la empresa como al ejecutivos», según las conclusiones de la encuesta.

Otra conclusión del estudio es la enorme confianza de los empleados hacia sus jefes. «Si esto ocurre, significa que les será más difícil abandonar sus puestos, siempre y cuando encuentren que tienen posibilidades de crecer profesionalmente y se sientan motivados, atraídos y, sobre todo, necesarios en el trabajo que realizan».

La clave, concluye la encuesta, es «identificar a dichos trabajadores cuanto antes para darles las oportunidades para su desarrollo estratégico».

Pero si, según Executive Quiz, la mayoría de los directivos aspira a tener el puesto de su jefe, la tendencia es totalmente diferente cuando el cargo que hay que ocupar es el del máximo ejecutivo, o lo que es lo mismo, el de consejero delegado.

Según el último estudio global CEO Capital 2005, realizado por la consultora Burson-Marsteller en colaboración con la Economist Intelligence Unit, los líderes empresariales aún se lo piensan dos veces antes de ocupar el cargo de mayor responsabilidad y el 54% de las personas influyentes de la empresa global comunica que no desearía dicho puesto si tuviera la oportunidad de llegar a él.

Los niveles más elevados de desencanto acerca de la figura del CEO se observan en Norteamérica y en Europa, ya que el 64% y el 60%, respectivamente, rechazaría la oferta. En Latinoamérica son menos negativos, ya que sólo el 27% no quiere ocupar el puesto de consejero delegado.

Las razones para ello se encuentran lejos de las generosas retribuciones, los incentivos y el prestigio que acompañan a este puesto, según el estudio. El factor principal para no desear ser el primer ejecutivo de la compañía es la ausencia de un equilibrio positivo entre la vida personal y el trabajo. Más de seis de cada diez personas encuestadas (64%) mencionaron entonces dicho motivo como el obstáculo principal para aspirar al cargo. Otras razones mencionadas fueron la tiranía de los beneficios trimestrales, el continuo estrés y el intenso escrutinio público.

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