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Emprendedores, Autoempleo y Creacion de Empresas: ¿¡Aún trabajas "para otros”!? 6 preguntas difíciles y 8 pildorazos intragables

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Lo de emprender, el emprendimiento o la emprendeduría están de moda. ¿Qué tú todavía no has montado tu propia empresa? Pues ya estás tardando porque tu país te necesita. Las administraciones públicas te ofrecen ayudas varias, reconocimiento y cariño si emprendes un negocio. El mensaje es que cuantos más empresarios haya mejor nos irá. Además, puede ser la alternativa a tu precariedad laboral: monta tu propio chiringuito y así los precarios serán otros, los que tú contrates (…)

Los consultores andan por estos mundos de pasividad adoctrinando y convirtiendo a la fe del autoempleo a esas ovejas descarriadas que lo único que anhelan es convertirse en funcionatas lo antes posible.
Y los empresarios pequeños, medianos y XXL dan conferencias mostrando las excelencias de la iniciativa empresarial y de asumir riesgos con alegría. Ellos lo hicieron y ahí los tienes, hechos unos gurús del liberalismo bien entendido. Y en esas también estamos muchos de nosotros, profesionales de la orientación y del asesoramiento, “aconsejeando” a desempleados y mileuristas sobre cómo cambiar y mejorar sus vidas, no con un plan de pensiones sino con un plan de empresa.

Fomentar el emprendimiento y la iniciativa en general, no sólo la empresarial, tiene mucho sentido y debería ser un objetivo y contenido transversal de la educación cuya misión principal es ofrecer recursos, alternativas y oportunidades. Total, que promover el autoempleo y otras opciones profesionales y laborales, no puede dejar de ser una buena idea y una persona con iniciativa siempre tendrás más posibilidades que otra que espera que las cosas pasen y le pasen.

Una vez dejado claro este punto, la cuestión relevante es dilucidar si tanta promoción e inversión realizada en los últimos años para que todos nos apuntemos a las asociaciones de empresarios está justificada y es efectiva. Pero como los datos y estadísticas sobre la influencia de esta campaña permanente para que seamos más emprendedores son inexistentes o no son concluyentes, nos dedicaremos al análisis retórico con estas 6 PREGUNTAS difíciles sobre el fomento del autoempleo.

1) ¿Cuántos de los que se inscriben en los numerosos cursos de formación de emprendedores son realmente emprendedores potenciales? Y si no lo eran a la entrada, ¿cuántos lo son a la salida? Esta pregunta nos lleva de nuevo al debate sobre la calidad y la justificación de la formación.

2) ¿Cuántos de los asesorados y apoyados que han montado su negocio lo hubieran hecho sin necesidad de asesoramiento y apoyo? Los resultados de una evaluación rigurosa de la eficiencia de los servicios de orientación en general tal vez nos dejaría un poco tristes, quizás indiferentes tal que “ya sabía yo que estaba pasando esto”, o puede ser que en el paro.

3) ¿Cuántas de las cientos de ideas de negocio o “yacimientos de empleo” vendidos como nichos de mercado son realmente buenas oportunidades de crecimiento profesional, y cuántas simples generadoras de empleos poco cualificados y precarios, en el mejor de los casos?

4) ¿Personas adultas, como tú o como yo, sin afán emprendedor, con moderada iniciativa, baja capacidad para asumir riesgos, y competencias empresariales dudosas, pueden convertirse en eficaces empresarios? Unos cientos de ejemplos nos vendrían bien para animarnos (y convencernos).

5) ¿No se está recomendando de forma demasiado generalizada al personal que se haga emprendedor debido en gran parte a que los servicios de formación, orientación y autoempleo tienen puesto el piloto automático, y los recursos asignados a cada proyecto deben ser gastados para así justificar que el proyecto tenía sentido? Esta cuestión nos lleva a plantearnos la sobreutilización de consejos no solicitados, y si los servicios que prestamos a nuestros clientes se basan en sus intereses y necesidades, o en los intereses de nuestras organizaciones.

6) Si emprender es tan relativamente fácil y trabajar “para uno mismo” es tan guay y tan rentable, ¿por qué tan pocos de los orientadores, expertos y profesionales que aconsejan sobre la creación de empresas dejan sus empleos por cuenta propia o los compatibizan para aplicarse el cuento? Una pitonisa (o pitoniso) que recomienda un número de lotería que ella misma no compra es más sospechosa que la carne del Mcdonalds.

Que sí, que ya sé que el asunto es polémico y he sido un tanto termineitor, pero ésta es una forma como otra cualquiera de animar el verano en Yoriento. Luego en los comentarios ya me metéis caña y charlamos con los matices correspondientes.

Ahora te dejo con los prometidos 9 PILDORAZOS sobre el emprendimiento. Buena semana.

1. Ser funcionario, la fantasía moderna. ¿Para qué emprender? Seamos claros, amigos: trabajar en la administración pública de forma estable es la opción más cómoda y razonable en este mundo laboral precarizado y donde la realización personal a través del trabajo es cada vez más difícil. No es que lo recomiende, sino que lo constato. Ahora, que si tú eres una persona emprendedora, con apoyo familiar, habilidades para los negocios, profesionalizado e introducido en un sector y con un cierto manejo del riesgo, seguramente la opción funcionarial ni te la planteaste antes de montar tu propia empresa. La afirmación del inicio iba para el resto que no son como tú, pero ellos ya lo saben.

“Que Al 65% de los jóvenes españoles les seduzca la idea de ser funcionario no es una tendencia nueva, pero sí sorprende que este fenómeno se acentúe cada vez más entre las nuevas generaciones. En un mundo gobernado por la incertidumbre, los jóvenes valoran y aspiran a alcanzar una estabilidad, aunque esto se contraponga a la típica postal de riesgo y espíritu indomable asociada a la juventud. Si muchos jóvenes muestran tal predilección por ser funcionarios, es porque no tienen unas grandes aspiraciones. No les importa que el puesto no sea muy interesante o que las tareas sean repetitivas. Lo que intentan evitar es una situación donde haya que asumir responsabilidades y donde el mantenimiento del puesto de trabajo dependa del rendimiento. Un deseo, por otro lado, más que justificado, ya que el miedo al despido arbitrario es un fantasma recurrente en el mundo de la empresa privada”.

En España, uno de cada ocho trabajadores es funcionario. Pero hay comunidades autónomas, como Extremadura, donde esta proporción es de uno de cada cuatro. Basta con observar el propio entorno personal para comprobar la existencia de este fenómeno. La gran visibilidad que tiene el empleo público como alternativa laboral le hace tener mucha ventaja respecto a otras opciones. Mientras que exista esa gran distancia tan fácilmente constatable entre las condiciones laborales de los servidores públicos y aquellas que les toca aceptar y lidiar a la gran mayoría de los trabajadores, los jóvenes querrán ser funcionatas. Y si no lo consiguen, lo seguirán manteniendo como un objetivo a transmitir a sus hijos. Salvo que seas ese del principio que ya montó su empresa y le fue bien con ella. Entonces les transmitirás otra cosa.

2. Pero, ¿se puede ser funcionario y emprendedor a la vez? Dicho de otra forma, ¿podrías enfocar tu vida para alcanzar la estabilidad laboral del funcionata, y una vez obtenida dedicarte a montar tu propio negocio? Todo es posible aunque sea menos probable: la iniciativa, el riesgo y la motivación para emprender pueden ir por un lado, y el deseo de tener una vida cómoda o asegurada podría ir por otro. Teóricamente nuestras vidas se mueven sobre dos ejes, el del riesgo, que nos permite anhelar mayores beneficios y desarrollo; y el de la seguridad, que tiende a preservar lo que tenemos y a evitar los cambios. Lo que pasa es que normalmente nos acostumbramos a hacer girar nuestra vida sobre uno de los ejes en particular en vez de combinarlos y adaptarlos a cada contexto o situación. Salvo el caso de excepcionales profesionales de lo público.

3. ¿El trabajo por cuenta ajena es tan sagrado? ¿Tienes mentalidad de empleado o manejas tu propia marca personal? Creo que al emprendimiento se le concede un plus de valor un tanto artificial porque se le compara con el “trabajo para los demás” en su versión más cutre y desangelada. Se puede cobrar una nónima y sin embargo no sentirse un mero empleado, se pueden desarrollar funciones bajo supervisión de otros pero con la independencia del propio estilo y mediante la acción flexible y creativa. Total, que montar tu empresilla y que funcione puede molar mucho. Pero tener un trabajillo que te guste y que te permite desarrollar proyectos y sueños, también. De todas formas, ya sabes, la mejor opción es no descartar ninguna opción.

4. ¿Las ayudas y la consultoría son útiles para aquellos que NO está emprendiendo, o sólo lo son para esos otros que ya lo hacen? La existencia de servicios de apoyo a la creación de empresas se basa en esta premisa: las personas que NO se han comportado de forma emprendedora pueden empezar a hacerlo si se les motiva mediante ayudas, información y formación adecuadas y se les “imprime” un carácter más arriesgado. Pero yo creo que estos casos serán excepcionales. Ocurre también en el ámbito del desempleo. La gente no suele buscar empleo más intensamente o siente de repente unas ganas locas de hacerlo porque reciba orientación o apoyos. Generalmente lo que ocurre es que aquellos que YA lo buscan porque están motivados (por razones económicas, profesionales, etc.), que ya están en marcha, son los que le sacan más partido al asesoramiento afilando sus habilidades y mejorando su planificación.

En la blogosfera hay muchas iniciativas de apoyo a emprendedores tales como iniciador, richdadclub, tercersectoractivo, etc.; muchos emprendedores también surfean en sus propios blogs como Dans, Julen, Varsavsky, Andrés, Emilio o Monreal, por mencionar a alguna gente que leo; e innumerables artículos y recomendaciones sobre iniciativa empresarial, como éste o este otro.

5. El mito de la buena idea. ¿Una buena idea de negocio es tan importante? Eso de que con una buena idea te puedes comer el mundo es un eslogan que forma parte del glamour con el que se intenta adornar todo lo que huele a emprendimiento. Y es que las ideas, si bien son el origen de cualquier proyecto, son sólo eso, una parte del proyecto de empresa. Y es que además muchas buenas ideas seguramente lo son porque surgen trabajando duramente dentro de un sector u ocupación profesional concretos. En fin, que sea lo que elijamos, trabajar “para nosotros” o “para otros”, siempre habrá que currar para tener ideas y por haber tenido una buena idea. No hay mirlos blancos, como dice mi madre. Os dejo con alguien que se explica mucho mejor que yo:

“Si aún estas esperando a tener una buena idea, significa que no has entendido qué es tener una buena idea. Todo el mundo tiene ideas todo el rato. No le des vueltas a si son buenas o malas, tu mismo las convertirás en buenas o malas al ejecutarlas. Yo soy de los que piensan que la idea no vale nada.”

6. La motivación para emprender y las excusas para no hacerlo. “Es mentira que no se pueda emprender, la prueba es que muchos lo hacen. ¿Fácil? ¿Quién ha dicho que lo sea? Pero eso no es suficiente razón para desistir si realmente quieres hacer algo.”
Estoy de acuerdo con Jaizki. Aquellos que “realmente” están motivados para hacer algo, por definición, empezarán a hacerlo, no pondrán excusas ni se justificarán aludiendo a la falta de apoyos, de oportunidades o de facilidades.

Pero es que a muchas personas desempleadas o trabajadoras por cuenta ajena se les lleva “invitando” insistentemente desde los servicios de orientación y formación para que se lo monten por su cuenta, para que sean alumnos de cursos hágase-empresario-en-40 horas, informándoles de tal o cual ayuda, de las ventajas del emprender, y del supuesto El Dorado que supone trabajar para uno mismo. Y claro, algunos no tienen más remedio que excusarse. Es como cuando esos vendedores agresivos de tarjetas de crédito apostados en pequeños stands de los centros comerciales te asaltan intentando colocarte algo que tú no has pedido, algo que no te interesa. Acabas excusándote con cierta vergüenza ajena: “no, es que me va bien con mi banco actual, de momento no necesito crédito…”

No es que necesitemos excusas para no emprender o para no hacer algo. Los que pasa es que como no queremos, como no estamos motivados, las justificaciones nos ayudan a quitarnos la presión social de encima y las expectativas que los demás ponen inopinadamente sobre nosotros. Pero el problema no es nuestro sino de aquellos que nos quieren hacer emprendedores simplemente porque creen que podemos serlo o porque están interesados en que lo seamos.

7. ¿Si monto mi empresa me haré rico? Probablemente no. Ya detallé en otro momento las 10 razones por las que nunca llegaré a ser millonario, y eso que yo me considero bastante emprendedor en un sentido amplio de la palabra. Asociar emprender a enriquecerse con cierta facilidad es otra de esas leyendas que forma parte del marketing del autoempleo, sobre todo del anglosajón, que generalmente cuenta las historias de los pocos que llegaron, y no de los muchos que sólo lo intentaron.
Montártelo por tu cuenta no garantiza disfrutar de mejores condiciones ni de un futuro más halagueño per se, porque sí. Eso incluye que a priori no vas a obtener necesariamente más ingresos por una actividad económica que por una actividad laboral, salvo que descubras y apliques el secreto del éxito. Igual que en cualquier faceta de la vida, las personas que logran alcanzar objetivos ambiciosos suelen trabajar mucho más y de forma más eficiente que los que no lo consiguen. Es más, muchos empresarios efectivos han sido antes grandes profesionales y empleados efectivos.

8. ¿Quién es el culpable de que yo no tenga ganas de emprender? ¿Tenemos menos iniciativa en España que en otros países? Para no caer en el conjunto habitual de tópicos encabezados por “aquí vivimos mejor” o “montar empresas tiene mucho lío y yo quiero estar tranquilo”, he recurrido a un prolífico emprendedor que nos dice esto:

“¿Por qué existen los mileuristas en España? Para mi la explicación es simple. España es uno de los países más ricos del mundo, pero al mismo tiempo es uno de los países más pobres entre los ricos. La diferencia entre los países ricos ricos, y los países más o menos ricos –digamos la diferencia entre Inglaterra y España– se debe en mi opinión a que Inglaterra es un país principalmente de jefes y España es un país principalmente de subordinados, cuyos jefes están en otros países. ¿Cómo puede llegar España a ser un país de jefes? No es fácil. Un país de jefes es un país de emprendedores con ideas que obtienen recursos para llevarlas a cabo en el mundo de los negocios, la ciencia y la creatividad. Pero, como sabemos, es más fácil ser emprendedor en el Reino Unido que en España, ya que en el Reino Unido hay una cultura de riesgo más desarrollada que aquí y mucho más respeto y menos envidia al emprendedor.”

9. Siempre trabajamos para otros. No está mal recordar que ya sea para “clientes normales” (personas físicas), para proveedores con los que hay que negociar duramente, para jefes a los que hay que contentar, para clientes internos (también llamados compañeros), o para empresas públicas o privadas, siempre trabajamos “por cuenta ajena”, es decir, para los demás.
En el imaginario del autoempleo eso de trabajar para uno mismo como primer mandamiento y primera ventaja está ya un poco pasado de vueltas, porque siempre trabajas para alguien. La clave no es tanto para quién trabajas en concreto sino si lo haces por objetivos, si las condiciones económicas y laborales son adecuadas y si estás siguiendo la carrera profesional que te interesa.

¿Cuántos de los "autoempleados" están insatisfeschos con su devenir laboral? La independencia, satisfacción y motivación en el empleo dependen más de nuestra propia planificación y decisiones que de quién nos firma el contrato o nos hace los ingresos. Si piensas que siendo tu propio jefe vas a estar mejor que bajo la supervisión de otros, piensa que tú también puedes llegar a hacerte la vida imposible. A lo mejor hasta llegas a despedirte.

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