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Los becarios ya no ponen cafés, ahora hacen todo lo demás

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La relación entre universidad y empresa es cada vez mayor, aunque no siempre en las mejores condiciones para el estudiante
Llega el verano y con él los becarios llenan las empresas. La necesidad de cubrir las plazas de los trabajadores que se van de vacaciones da la posibilidad a muchos estudiantes de desarrollar su primera experiencia laboral. Aunque no hay una estadística reciente del número de becarios que hay en las empresas, las universidades confirman que el contacto entre el ámbito laboral y el académico es cada vez más común y poco a poco las becas no van siendo sólo cosa del verano. Sin embargo, cada día también son más las voces que denuncian un trato abusivo por parte de las empresas.
“Se busca licenciado con un nivel de conocimiento alto en informática y dominio de francés e inglés. Se valora master y cursos postgrado. Contrato de becario por ocho horas de trabajo y una retribución de 600 euros al mes”. Ésta es una de las ofertas para becarios que se pueden encontrar en un portal de Internet dedicado a la búsqueda de empleo. Se ha acabado con la leyenda del becario que ponía cafés y hacía fotocopias, para pasar a un becario ‘todoterreno’ que tiene unas funciones muy similares a las de un trabajador cualquiera y que puede ahorrar bastantes costes a las empresas.
Esta situación contrasta con lo que desde las universidades señalan que deben de ser unas prácticas en empresa o becas. “Son una forma de unir la vida universitaria con el mundo laboral”, pero aclaran que “las prácticas deben seguir siendo una forma de aprendizaje y nunca se puede usar a un becario para sustituir a un trabajador de plantilla”.
En este sentido, Daniel Mesa, de la secretaría de juventud de CC OO explica que recientemente han descubierto a “una empresa de informática con un 25% de becarios en plantilla” e incluso denuncia que en la administración pública los becarios ejercen como un trabajador más.
Difícil de detectar
El mayor problema para detectar estos casos se encuentra, como explica Pau Fernández, de la oficina de inserción laboral de la Universidad Pompeu Fabra, en que “es muy difícil que el alumno los denuncie, ya que se considera útil para la empresa”.
Éste es el caso de Alberto R., un joven de 25 años que está en último año de Comunicación Audiovisual y trabaja para una productora. “Desde el primer día que llegué he hecho la misma labor que mis compañeros cobrando menos de la mitad y con la desventaja de que al ser becario no tengo derecho a vacaciones”, explica. Para Alberto lo más sangrante del asunto es que las empresas fuercen a que cumplas el máximo tiempo de beca dándose situaciones en que tienen “que explicar a una persona que entraba nueva cuál iba a ser su trabajo y cómo tenía que hacerlo”.
Desde CC OO explican que la solución a este tipo de situaciones “es un cambio legislativo ya que la figura del becario está muy desamparada”, aunque defienden que “no se pueden aceptar reformas como la que pretende la CEOE ofreciendo becas sin la mediación de la universidad”.
Contrato en prácticas o becario
Los becarios españoles son diferentes a los del resto de Europa, ya que en el resto del Continente la tendencia es que los universitarios desarrollen sus prácticas en empresa combinándolas con su época de estudiante. En España, sin embargo, lo habitual es que el becario la inicie en su último año de carrera o incluso cuando ya ha terminado la misma.
Esta situación provoca que sea difícil diferenciar entre lo que es un contrato en prácticas y lo que es una beca. Desde los sindicatos remarcan que es una situación provocada ya que contratar a un becario es mucho más barato que un trabajador en prácticas ya que la relación con el becario no es un contrato y por tanto no hay que pagarle Seguridad Social.
Las fundaciones empresa-universidad
Desde hace unos años ha aparecido una nueva figura dentro de la relación entre empresas y universidad. Son las fundaciones ajenas a las universidades que se encargan poner en contacto a universidades y empresas. Hay que destacar que la mayoría de Universidades tiene su propia fundación que se encarga de tramitar este tipo de asuntos, pero todavía quedan algunas que no lo tiene y recurren a este tipo de fundaciones.
Desde CC OO critican a este tipo de fundaciones ya que “en algún caso hemos podido comprobar cómo presentan la precariedad del becario como algo positivo para la empresa por el recorte de gastos que supone”.

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