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El trabajo ha cambiado en los treinta años de democracia

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En los treinta años de democracia ha habido cambios significativos en materia de igualdad, conciliación, horarios, retribución y expatriación de trabajadores, que han transformado el desarrollo profesional de nuestro país.
En junio de 1977, cuando España se disponía a votar por vez primera en más de cuarenta años, el desarrollo profesional era muy distinto al que nos encontramos actualmente en materia de retribución, igualdad de género, conciliación, horarios o expatriados.
Las primeras elecciones democráticas tan sólo sentaron a 27 mujeres en el Parlamento frente a 570 hombres. Era el ejemplo más gráfico de la sociedad española de 1977 en todos los ámbitos. Sin embargo, estas 27 parlamentarias llevaron la igualdad al debate político y empezaron a luchar por conseguir que la mujer saliera de la inferioridad de derechos insólita en la Europa del siglo XX.
“Con la llegada de la democracia las mujeres hemos empezado a conquistar nuestros derechos y hemos accedido masivamente al mercado laboral y a la universidad”, explica Rosa Peris, directora del Instituto de la Mujer del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Treinta años después, el Gobierno de España es paritario, en las Cortes hay un 31% de representación femenina, las mujeres son mayoría en la Universidad, y cada vez hay más directivas en las empresas.
Pero estos datos descubren otro problema en plena efervescencia: ¿cómo conciliar la vida personal y laboral? Para la profesora Nuria Chinchilla, directora del Centro Internacional Trabajo y Familia, el gran avance en estos treinta años de democracia ha sido hablar de la conciliación como una realidad pública, acuñar el término y hacerlo popular. “Estamos en una fase de implantación; las compañías tienen que concienciarse de la importancia de ser familiarmente responsables y ofrecer igualdad de oportunidades a hombres y a mujeres que quieren ser padres y madres”, asegura Chinchilla.
Uno de los problemas por lo que es más difícil que esa conciliación se haga efectiva es el horario laboral que venimos arrastrando desde hace décadas. “En los años setenta había un claro reparto de papeles, el hombre trabajaba fuera y la mujer en la casa, por lo que el horario estaba pensado para estos hábitos” recuerda Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios. “Sin embargo, ahora el hombre no sólo debe ayudar, sino compartir las tareas domésticas. Si los dos trabajan fuera de casa, es necesario que las empresas empiecen a aplicar horarios que permitan a su personal conciliar vida laboral y familiar”, añade Buqueras.
Retribución
El salario mínimo en 1977 era de 79,3 euros (en pesetas en aquel tiempo) y en 2007 asciende a 570,6 euros. ¿Pero quiere decir esto que ahora tenemos más poder adquisitivo que antes? Carlos Delgado, presidente de Compensa Capital Humano lo tiene muy claro: “Hemos mejorado mucho. Antes los que tenían una economía holgada eran sólo unos pocos, y en estos treinta años se ha incrementado la clase media y hay mayor riqueza”.
Las políticas retributivas también han evolucionado enormemente. “La retribución se ha orientado al individuo, se ha ido perdiendo la idea del café para todos y se ha ido avanzando en la diferenciación en función del desempeño y del compromiso” señala Rafael Barrilero, socio de Mercer HR Consulting.
Carlos Delgado afirma que en estos treinta años el mercado ha dado la vuelta en temas de retribución. “En los años setenta, la empresa tenía el Know How y el empleado se adhería a la organización porque era un sello de garantía y un puesto de por vida. En los últimos tiempos, este asunto ha cambiado; ahora el que tiene ese Know How es el trabajador y quiere que la compañía le ofrezca una compensación total a su gusto para decidirse por esa empresa u optar por otra” explica Delgado.
Expatriados
Estos treinta años también han sido un periodo de cambios en cuanto a trabajadores expatriados. Según Bárbara Pardo de Santayana, socia de Human Capital de Ernst & Young Abogados, la evolución ha sido clara: “Hace veinte o treinta años sólo había expatriados extranjeros en España, sobre todo de multinacionales como Coca-Cola o Pepsi. En doce o quince años atrás dejaron de venir tantos trabajadores de otros países y las grandes empresas españolas empezaron a enviar a sus empleados al extranjero, sobre todo a Europa y Latinoamérica”. “A partir de 2004, y gracias a un nuevo régimen fiscal, nuevas compañías de todo el mundo volvieron a enviar trabajadores a nuestro país. Y desde hace dos o tres años, la tendencia es que ya no sólo las grandes organizaciones españolas, sino también las medianas, se están lanzando al extranjero”, asegura Pardo de Santayana.

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