La 'sobrecualificación', uno de los rostros de la precariedad laboral. En el cuarto trimestre de 2006 había casi 3,9 millones de asalariados con titulación universitaria

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La precariedad se manifiesta de diversas formas y, una de ellas, es la llamada ‘sobrecualificación’, es decir, un trabajador que desempeña una ocupación de inferior cualificación a la formación y estudios que posee. Un fenómeno complementario que se podría denominar ‘infraocupación’ se produce cuando las empresas se aprovechan de la formación y cualificación de los trabajadores a través de ocupaciones donde no se reconoce ni salarial ni profesionalmente dichos conocimientos.
Como ejemplo de lo que se afirma, CCOO cita a los teleoperadores que confeccionan las declaraciones de la renta, y a los que se les “exige” disponer de formación universitaria en económicas, empresariales o derecho; o a los asesores jurídicos que trabajan como teleoperadores para las empresas de asesoría y servicios jurídicos.
El nivel de sobrecualificación, de despilfarro o no reconocimiento profesional (y por tanto, salarial) de la formación de los trabajadores es mayor cuando analizamos exclusivamente a los asalariados, sin incluir al resto de los ocupados (autónomos y empresarios). Si analizamos el conjunto de los ocupados, buena parte de los puestos directivos incluyen a empresarios sin asalariados (muchos de la hostelería y comercio), mientras gran parte de los trabajadores por cuenta propia no cuentan con formación superior, lo que distorsiona sensiblemente las estadísticas que relacionan formación y ocupación y disimula el bajo aprovechamiento del potencial formativo de los trabajadores titulados superiores de este país.
3,9 millones de titulados universitarios
En el cuarto trimestre de 2006 había casi 3,9 millones de asalariados con titulación universitaria y apenas 2,5 millones de asalariados en puestos de trabajo que reconocen esa cualificación. Es decir, 1.370.000 asalariados cuentan con estudios universitarios pero no desempeñan una ocupación acorde con tal formación, sino una inferior. Esto supone que más de un tercio (35,5%) de los asalariados con estudios superiores de este país desempeñan ocupaciones inferiores a las que deberían desempeñar por su capacitación.