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Uno de cada seis inmigrantes, 240.957 en total, ha creado ya una empresa en España

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La dificultad para encontrar trabajo en el mercado tradicional de empleo asalariado, las oportunidades de negocio que el entorno social, legal o económico les presentan y la tradición emprendedora de la comunidad cultural a la que pertenece son las motivaciones principales que la población inmigrante en España tiene para tratar de establecerse por cuenta propia, según un reciente estudio de la Fundación La Caixa. Del total de 1.757.081 inmigrantes dados de alta en la Seguridad Social a finales de 2006, 240.957 figuraban en el régimen de trabajadores por cuenta propia, un 13,7%.
El informe examina el efecto que los inmigrantes emprendedores están teniendo en la revitalización del comercio en los barrios y desmiente el prejuicio que señala a estos empresarios como los causantes del cierre de los comercios tradicionales regentados por comerciantes autóctonos.
El estudio revela hasta cinco perfiles de empresa en estas iniciativas de los inmigrantes, en función de las necesidades que desean cubrir. En primer lugar, las empresas de orientación étnica, que nacen para dotar a los inmigrantes de productos culturalmente afines (panaderías, importadores de comida, carnicerías especializadas, periódicos, etc...) e inexistentes en España.
Remesas
Las «empresas circuito» constituyen el segundo tipo. Se trata de pequeñas organizaciones con establecimientos en España y en el país de origen del inmigrante que proporcionan a este la posibilidad de mantener contacto con su país. Dentro de este tipo de empresa se encuentran los locutorios, los servicios de mensajería y los envíos de remesas, entre otros.
El tercer tipo de empresa que desarrollan los inmigrantes son aquellas especializadas en prestar servicios a los propios trabajadores llegados a España desde el extranjero. Son iniciativas que se orientan a facilitar servicios inmobiliarios, jurídicos y de otro tipo a personas que por sus dificultades con el idioma, su desconocimiento del marco legal o su situación irregular no pueden acceder a las prestaciones comunes en el país.
Las empresas que explotan lo exótico son, según el estudio del que son autores los sociólogos Carlota Solé, Sonia Parella y Leonardo Cavalcanti, el cuarto tipo de iniciativa entre los inmigrantes. Se trata de restaurantes, tiendas de artesanía o terapias médicas alternativas y se dirigen a un público que incluye a la población autóctona.
Finalmente, cada vez con mayor frecuencia según el estudio, los inmigrantes se ponen al frente de empresas generalistas, que buscan desmarcarse de un modelo étnico, cada vez más saturado, y llegar a una parcela mayor del mercado, que incluya a la población autóctona, inmigrantes y extranjeros en general.
Crear riqueza
Los investigadores señalan que esta actividad empresarial de los inmigrantes, en la medida en que contribuyen a crear riqueza y participan del dinamismo económico español, contribuyen a rebatir las percepciones negativas sobre la inmigración. Según el CIS, los españoles creen que la inmigración es uno de los tres problemas principales del país y que su presencia «excesiva» impacta negativamente sobre la calidad de los servicios sociales, el precio y disponibilidad de la vivienda, el paro y la seguridad ciudadana, recuerda el informe.
Las conclusiones del estudio apuntan también a que la mayoría de los empresarios entrevistados quieren que sus hijos e hijas se inserten en el mercado «general», en ocupaciones cualificadas y de mayor prestigio social, por lo que realizan una importante apuesta por la educación. Y ello porque los negocios que emprenden son competitivos y rentables gracias a la extensión de la jornada laboral, la autoexplotación y el trabajo femenino.
El estudio señala entre sus conclusiones que «la creciente actividad emprendedora de los inmigrantes rompe el tópico según el cuál emigran para servir exclusivamente de mano de obra en el país de acogida. Los inmigrantes son, de hecho, un motor emprendedor en la sociedad de recepción. Se debe rechazar, asimismo, que las iniciativas empresariales de inmigrantes ocupen los lugares periféricos de la economía y que tengan un escaso potencial de crecimiento y poca capacidad de generar riqueza, inversión y creación de puestos de trabajo».
Añade que, «bien al contrario, los empresarios inmigrantes creen que existe mucho campo de acción dentro de las empresas generalistas, frente a una cierta saturación en lo negocios orientados a la población inmigrante».
«El empresariado inmigrante es una fuente de riqueza que contribuye al dinamismo económico español y a la movilidad social ascendente de alguno de estos nuevos emprendedores», concluyen los autores.

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