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Los sindicatos, según La Vanguardia, se inclinan mayoritariamente por afirmar que la nueva inmigración provoca una reducción de los salarios y mantiene el empleo en situación de precariedad.

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"En España sobra mano de obra barata y no hace falta seguir importándola". Así de contundente se pronunció el secretario general de CC.OO., José María Fidalgo, durante unas jornadas sobre deslocalización de empresas, celebradas en el Consejo Económico y Social, que además pidió al Gobierno que cambie su actual política migratoria, que en su día fue pactada con los agentes sociales, e implante otra mucho más restrictiva.
Posteriormente hidalgo ha querido matizar sus declaraciones. El líder de CC.OO. reconoció que la inmigración ha sido un "factor de éxito" para el patrón de crecimiento de la economía española. No obstante, advirtió de que si los éxitos no se van modificando e incluyendo "nuevas cosas", pueden acabar convirtiéndose en "cepos"."España no puede ser un país de puertas abiertas al capital humano descualificado y a la explotación.
Cuando decimos que hay colaborar con los países limítrofes de dónde procede la inmigración, esto no se hace con ONG's, sino con empresas. Algunas tendrán que deslocalizarse de España y aquí tendrán que relocalizarse otras, pero nosotros debemos producir con el capital humano que tenemos y ellos tendrían que hacer actividades que posiblemente nosotros hagamos peor o más caras", subrayó.
Los trabajadores españoles los principales perjudicados por la inmigración masiva
Existe una importante discusión sobre los efectos que la llegada que los 4 millones de inmigrantes ha provocado sobre la economía española. Son muchos los expertos que en círculos cerrados reconocen que los buenos números que ha generado esa inmigración y el crecimiento debido ha beneficiado mucho los empresarios y poco a los trabajadores.
Los sindicatos, según La Vanguardia, se inclinan mayoritariamente por afirmar que la nueva inmigración provoca una reducción de los salarios y mantiene el empleo en situación de precariedad. Sin embargo, y por razones de corrección política, los sindicalistas no se prodigan en este tipo de declaraciones pese a que serían bien recibidas por las bases de sus organizaciones. Las declaraciones de ayer de Fidalgo son las más contundentes expresadas en esta dirección y abren un serio interrogante sobre cuál será la evolución en un futuro la política sindical hacia el fenómeno de la inmigración. 

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