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Los tipos de interés y los bajos salarios pasan factura: el gasto familiar cae a mínimos desde la llegada de ZP

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El endurecimiento de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo (siete subidas desde diciembre de 2005) y el estancamiento de los salarios en términos reales comienzan a pasar factura en la capacidad de compra de las familias.
Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que el gasto en consumo final de los hogares creció en el primer trimestre de este año en términos anuales un 3,5%. Se trata de la tasa más baja desde el primer trimestre del año 2004, cuando el gasto de las familias aumentó un 3,1%. Teniendo en cuenta la evolución de la población (sube a ritmos cercanos al 1,5% en términos anuales), el crecimiento real del consumo de los hogares es, incluso, inferior. Se sitúa actualmente en el entorno del 2%, la cifra más baja desde el segundo trimestre del año 2003.
La desaceleración de la capacidad de gasto de los hogares es, sin embargo, compatible con el hecho de que el Producto Interior Bruto (PIB) esté creciendo ya a ritmos del 4,1% en el primer trimestre del año (una décima por encima de lo inicialmente previsto). Se trata del mayor incremento desde el tercer trimestre de 2001.
La causa de esta aparente paradoja descansa en que la entrada masiva de inmigrantes (entre 500.000 y 600.000 al año) está compensando la moderación en la capacidad de compra de los hogares. Es decir, aumenta el volumen de negocio -crece la actividad económica por la llegada de cientos de miles de trabajadores, que son a la vez consumidores-; pero, al mismo tiempo, el poder adquisitivo de cada hogar (familiar o monoparental) se mantiene prácticamente estancado.
Dos causas explican, básicamente, este frenazo en el poder de compra de los hogares. Por un lado, la subida de los tipos de interés oficiales hasta el 3,75%, que drena capacidad de consumo a las familias. Ayer mismo se supo que el euribor alcanzó el 4,42%, el nivel más alto de los últimos seis años.
La otra explicación hay que relacionarla con los salarios. Según la Contabilidad Nacional Trimestral (CNT) publicada ayer por Estadística, la remuneración de los asalariados creció en el primer trimestre del año un 3,5%, tres décimas por debajo del trimestre anterior. Sin embargo, en palabras del INE, la desaceleración en el consumo de los hogares “guarda coherencia” no sólo con esta evolución de la remuneración de los asalariados, sino también con la de los indicadores de confianza de los consumidores, que lejos de remontar se mantienen en niveles mediocres, pese a que la economía crece de forma notable: un 4,1%. Probablemente, el alto grado de endeudamiento de los hogares no sea ajeno a esta visión negativa de la realidad económica por parte de los consumidores.
Alerta del FMI
La importancia del consumo de los hogares desde el punto de vista macroeconómico es verdaderamente relevante, toda vez que representa nada menos que el 56,7% del Producto Interior Bruto. Por eso, no es de extrañar que, en su último análisis sobre la economía española, el Fondo Monetario Internacional (FMI ) alertara de un peligro que hoy por hoy se plantea únicamente como una hipótesis. Que las familias se vean a obligadas a reducir su consumo de forma drástica para atender sus obligaciones financieras con los bancos como consecuencia de su elevado nivel de endeudamiento.
En las recientes proyecciones macroeconómicas del Banco de España se apunta ya que el consumo de los hogares crecerá en 2008 únicamente un 3%, la tasa más baja en términos anuales desde 2003. El banco central parte del hecho de que la subida de los tipos de interés “se está traduciendo en una creciente carga financiera que puede afectar a los planes de gasto de las familias endeudadas”. En sentido opuesto, sin embargo, juegan la rebaja fiscal aprobada por el Gobierno -cuyos resultados son por el momento sensiblemente inferiores a los previstos- y la reducción de la inflación, que en teoría debieran aumentar la capacidad de gasto de las familias.
Ambos factores, sin embargo, son irrelevantes si se comparan con el shock que para la economía española continúa teniendo la entrada de inmigrantes. Los datos de la Contabilidad Nacional conocidos ayer indican que, en los últimos doce meses, se han creado 555.000 puestos de trabajo a tiempo completo, cifra a todas luces incoherente con la estructura demográfica.
España, por lo tanto, sigue tirando de la inmigración de forma masiva para apuntalar el crecimiento, aunque también del crédito, en este caso del crédito al consumo. Recientemente, el Servicio de Estudios del BBVA ponía de manifiesto que peso del crédito al consumo sobre las rentas de las familias ha pasado del 11% entre 2000 y 2003 al 14% en 2006. Y la tendencia en los próximos años es hacia arriba. Este tipo de préstamos vienen a sustituir, por lo tanto, a los hipotecarios en la financiación de la economía y el negocio bancario.

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