Según el informe GEM la actividad emprendedora creció un 35,2% en 2006 y la tasa de actividad empresarial (TAE) se situó en un 7,27%.

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Todo un logro al que han contribuido una situación socioeconómica favorable y la difusión de una cultura de formación cada vez más centrada en la creación de empresas.
España se sitúa en el cuarto puesto en actividad emprendedora en Europa por detrás de Grecia, República Checa e Irlanda. Los países con menor tasa de actividad en este ámbito son Bélgica, Suecia, Italia y Alemania.
Más comunidades con oportunidades. Ocho regiones se sitúan por encima de la media nacional: Madrid, Aragón, Cataluña, Extremadura, Canarias, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Cantabria. Baleares, País Vasco y Asturias se sitúan entre dos e incluso tres puntos por debajo.
Nuevas fuentes de financiación. El capital medio necesario para poner en marcha un negocio ascendió a 66.000 euros en 2006 frente a los 50.000 que se precisaba el año anterior. En lo que se refiere a fuentes, la aportación del emprendedor ha pasado de un 64% a un 71%. El bancario sigue siendo su mayor apoyo y aumenta la financiación mediante capital privado a través de business angels y profesionales o entidades de capital riesgo.
El tamaño de las empresas permanece estable aunque desciende ligeramente la proporción de aquellas con menos de cincuenta empleados (al 89,9% en el tramo de uno a nueve y a 5,1% en el restante). Las empresas con más de 250 trabajadores ha pasado de un 0% a un 4,4% en menos de un año.
La percepción de los expertos sobre la situación mejora aunque todavía siguen considerando que existen más oportunidades que emprendedores dispuestos a llevarlos acabo. Su capacidad es cada vez mejor salvo en el caso de iniciativas de alto potencial de crecimiento. Las infraestructuras físicas y los programas y políticas de apoyo son los factores mejor valorados mientras que las condiciones de entorno referidas a apoyo financiero y la trasferencia tecnológica I+D suspenden.