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Los directivos españoles se mueven menos que sus colegas europeos.

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Los directivos españoles se mueven menos que sus colegas europeos, una circunstancia que contrasta con los altos índices de rotación de los trabajadores españoles, que se cuentan entre los mayores del continente.
Esta es una de las principales conclusiones del estudio sobre rotación de directivos en España elaborado por la consultora Jakobsland Partners. La rigidez del mercado de empleo, a la que contribuye la fórmula legal de cálculo de las indemnizaciones por despido, la escasa movilidad geográfica, el hecho de que el salario del directivo suele
ser la principal fuente de ingresos familiar, la abundancia de pequeñas empresas donde propiedad y gestión van unidas, y el aumento de la oferta de directivos a consecuencia de la maduración de la generación del baby boom, son algunas de las causas de este fenómeno.
A pesar de todo la rotación de directivos ha subido en los últimos años y es de prever que esta tendencia continúe. El volumen de adquisiciones y fusiones alcanza máximos históricos al tiempo que crece el número de despidos por razón del desempeño. La rotación voluntaria también aumenta, ya que cada día es más frecuente que las empresas cubran sus vacantes con ejecutivos procedentes de otras compañías. La rotación se concentra en la franja de edad entre 30 y 40 años y durante los primeros cinco de permanencia en la empresa. Los directivos de compañías de capital extranjero cambian de trabajo con más frecuencia que en las de capital nacional, y en Madrid o Barcelona el doble que en el resto del Estado.
Las empresas comienzan a preocuparse por cuál es la dimensión de este fenómeno, sus causas y consecuencias. La tasa de rotación se incluye entre los indicadores de sus cuadros de mando, se llevan a cabo encuestas de satisfacción laboral y se mantienen entrevistas con quienes dejan la empresa para entender sus motivos. Entre los problemas que provoca la creciente rotación de directivos destacan el aumento de los costes de selección y formación, pérdidas de experiencia y conocimientos y el descenso de la productividad. Para evitarlos, las empresas procuran fidelizar a sus altos cargos a través de sus políticas de reclutamiento, desarrollo y retribución
Sin embargo apenas existe conciencia de los problemas que puede acarrear una rotación demasiado baja. Si la de la plantilla es elevada, una menor rotación entre los mandos contribuye a dar estabilidad a la organización, pero una compañía en que todos los directivos llevan en su puesto largos años dificilmente tendrá la misma capacidad de innovación y adaptación al entorno que una cuyo equipo se ha ido renovando con ejecutivos procedentes de otras empresas y una adecuada gestión de las trayectorias profesionales de los directivos de la casa. 

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